Un problema que no
se quiere resolver

Un problema que no<BR>se quiere resolver

Cuando apareció en los periódicos la más reciente rueda de prensa del Poder Ejecutivo con los representantes del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, dio la impresión de que usaban fotos de otro encuentro. Recordaba a Gina Montiel, del BID, con su habitual traje oscuro, gafas “montadas al aire” y corte de pelo al “estilo paje”.

También resultaba familiar Radhamés Segura, con traje “pret a porter”, corbata a rayas y las manos colocadas por delante cual futbolista en barrera de tiro libre. Alteraba el recuerdo el hecho de que quien aparecía al otro lado era Rodrigo Chávez, un representante de los organismos financieros.

La búsqueda en los archivos descubrió una foto casi idéntica publicada el 20 de abril de 2009. La Montiel con saco negro, adustez profesoral y pañuelo al cuello. Segura con la misma corbata y traje oscuro, de nuevo protegiéndose con sus manos de algún golpe bajo. La diferencia con la foto de agosto es que quien aparecía del otro lado era entonces Vicente Bengoa. La similitud de la imagen coincidió con la del contenido de ambas reuniones. Gina dijo aquella vez que el BID financiaría al sector eléctrico para erradicar definitivamente los problemas. Vicente dijo que “se trabaja en un nuevo plan con el BM y el BID para resolver el problema energético”. Radhamés calificó dicha reunión como trascendental para el sistema energético. La identidad de criterios y de expectativas no podía ser más evidente.

Si les hubiéramos creído al pie de la letra lo que dijeron en abril, tendríamos que preguntarnos por qué varias semanas después el sistema energético nacional se desplomó, tuvo lugar un “blackout” y varias personas murieron en movilizaciones de protesta por los apagones. ¿Qué había pasado con el tan sazonado Plan Integral de Electricidad en el que “todo estaba fríamente calculado”? Evidentemente, todos mienten y los que sufrimos las consecuencias de tanta corrupción y despilfarro debemos desconfiar ante la complicidad de los participantes en esa reunión. No han tomado en cuenta que no se pueden repetir las mismas falacias con apenas cuatro meses de diferencia. Al doctor Leonel Fernández quizás no le preocupe tanto decir una cosa hoy y mañana contradecirse, pero al Banco Mundial y al BID no debía agradarles que su credibilidad se lesione innecesariamente.

Esta reunión de agosto se prolongó por cinco horas. Eso es demasiado tiempo para discutir un asunto que, alegadamente, estaba en vías de solución desde meses atrás. El maratón de saliva entre el presidente Leonel Fernández y los representantes de los organismos financieros internacionales permite suponer que ni uno ni otro han encontrado una explicación creíble al fracaso total. No cabe duda que la gente de Washington ha puesto en juego su prestigio y podrían ser sumados a la percepción de corrupción que mantiene el pueblo en relación con el gobierno actual. Para el BM este no es sólo un asunto financiero. También la reputación del organismo está en juego.

Quizás es por eso que la Montiel insiste en que, “Para que el plan tenga éxito hay que hacer lo que se deba hacer y el gobierno tiene que cumplir el plan en todas sus partes.” ¿Es que antes no ha cumplido? Sin embargo, prometer la simple presentación de un diagnóstico elaborado por los técnicos del Banco Mundial no va a resolver uno sólo de los problemas de despilfarro ni de corrupción que sufre el sector eléctrico dominicano. Hace tiempo el Coneprealizó un estudio sobre el sector energético y desde el gobierno nunca le hicieron caso porque no se ajustaba a las desmedidas ambiciones de quienes se consideran futuros candidatos presidenciales. Desde que este gobierno tomó el poder no ha sumado un solo megavatio a la producción energética mientras gastan mil quinientos millones de dólares en un costoso e ineficiente Metro. Evidencias sobran para demostrar que no están interesados en resolver los problemas energéticos, como no lo están para mejorar la educación y la salud. Solamente les interesa mantener el poder y así enriquecerse más.

Para ganar tiempo, ahora sólo les queda hacer un poco de circo y sacrificar al seguro chivo expiatorio. Mientras, la crisis seguirá profundizándose para aumentar la intranquilidad social.

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