Un programa de formación en busca de talentos musicales

Un programa de formación en busca de talentos musicales

Hace cuatro años, el violinista Alberto Rincón puso en marcha uno de sus proyectos más ambiciosos y por largo tiempo anhelado: el programa de formación musical Appassionato.

Este proyecto inició en 2011 con veinte niños, y hoy su matrícula asciende a unos 200 estudiantes, algo que le llena de orgulloso y le hace entender que la decisión tomada ha rendido frutos y se encamina por un sendero maravilloso.

“Nosotros buscamos talentos en el ámbito de la música. No nos importa la condición económica, sino el talento. Ahora bien, cuando el talento es captado y no cuenta con los recursos, nuestra fundación Soli Deo Gloria se ocupa de buscar los recursos necesarios para garantizar la formación de ese niño”, explicó Rincón.

El músico, quien pertenece a la quinta generación de violinistas de su familia, que es de origen venezolano, señaló que su interés es capturar los talentos y formarlos en el más alto nivel en lo académico y en lo musical.

Antes de que los candidatos formen parte del programa se les hace una evaluación para conocer con qué instrumento tienen más afinidad. Después de esto, ingresan a la academia, la cual cuenta con una plantilla de dieciocho profesores, muchos de los cuales han sido o son miembros de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN). Después de que dominan su instrumento, pasan a la Filarmónica, una orquesta en la que pueden poner en práctica lo aprendido.

“A los niños se les genera un ambiente artístico-musical y eso hace que ellos permanezcan y le encuentren sentido a lo que hacen”, indicó Rincón, quien señaló además que una de las razones por las que los niños desisten de la música es porque es una disciplina que requiere perseverancia, esfuerzo y enfoque.

Rincón no ocultó su alegría cuando afirmó que esta es la primera institución privada del país, de cuyo seno ha salido una orquesta sinfónica. “Esto tiene un mérito enorme y se lo debemos en primer lugar a Dios y luego al esfuerzo de los padres y los maestros”.

Lo que el país necesita. El director de este proyecto señaló que su sueño es el de formar músicos sinfónicos. Según dijo, producir un solista resulta costoso.

“Nuestro país necesita por los menos diez orquestas sinfónicas juveniles y apenas tenemos tres que trabajan medianamente. Mi deseo es llenar al país de orquestas sinfónicas juveniles con el apoyo del sector público y privado”, indicó.

Vidas transformadas. Este proyecto le ha permitido a Rincón ver cómo la música ha transformado la vida, incluso de niños, que han estado a punto de perderse.

“A veces se dan situaciones de niños que nunca habían visto lo que es la disciplina o lo que es relacionarse en grupo. Han crecido en su nivel de sociabilidad y en no temer al mundo ni a la gente. La música te permite expresar lo que eres. Dios nos ha ayudado a moldear el carácter”, afirmó feliz.
Costo. Muchos de los niños que forman parte del proyecto provienen de los barrios y no pueden costear los 2 800 pesos que se paga de colaboración. Por eso apela a la sensibilidad de la sociedad para que a través de sus donaciones les ayuden a mantener el proyecto.

El concierto. El 3 de octubre próximo, la Filarmónica Appassionato presentará “Gigante egoísta” a las 8:30 de la noche en el Palacio de Bellas Artes. Ese día tendrán dos funciones: una a las 5:30 de la tarde y la otra a las 8:00 de la noche. “Será un reto para el director y para los niños”, afirmó Raquel, la esposa de Alberto Rincón.

En este concierto, su hijo mayor, Daniel, quien es primer chelista de la orquesta, interpretará el Allegro appassionato de Saint-Saëns.
Raquel y Alberto persiguen con este concierto recaudar fondos para destinarlos a sus proyectos.

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