Estamos en campaña. Quedan apenas días para que el torneo del 16 de mayo se produzca. Los candidatos se pronuncian. Se atacan, contraatacan, proponen ideas, ilusiones también. Promesas por doquier que algunos creen, otros, como yo, escuchamos con cierta incredulidad. El Presidente candidato impuesto dice que las cosas ahora mejorarán. El de mayor preferencia electoral sigue buscando más votos para ver si puede irse en la primera vuelta. El candidato del dividido Partido Reformista intenta arrancar, pero su vuelo es bajo. Todos especulan (especulamos) que la alianza del llamado arroz con habichuela, ellos lo niegan y muy pocos lo creen. Mientras ellos enarbolan promesas yo espero realidades. Mínimas realizaciones que apacigüen las calamidades que vivimos. Como ciudadana que vive y es testigo de su entorno, he decidido enarbolar Mi Programa Mínimo Posible (MPMP). Lo enuncio a continuación, buscando encontrar adeptos. Adhesión que espero no se produzca en el estrecho marco de la aceptación, sino también de la exigencia cuando el próximo Presidente de la República asuma las riendas del país.
[b]1. En el plano económico[/b]
Disminución de la inflación.
Estabilidad cambiaria
Restricción del gasto público.
Disminución de la deuda pública, tanto interna como externa.
Que se privilegie el gasto público en las verdaderas prioridades nacionales.
[b]2. En el plano social[/b]
Mayor Inversión en educación:
Ejecución del Plan Estratégico de Desarrollo de la Educación Dominicana (2003 2012)
Aumento del presupuesto en educación, cumpliendo por lo menos lo que está establecido en la Ley General de Educación.
Mejoramiento de las condiciones de vida del docente
Inversión en la calificación de la labor docente.
[b] Mayor Inversión en salud[/b]
Mejoramiento de los hospitales públicos en varios niveles: Equipamiento, Suministro y Administración .
Elaboración y aplicación de un Plan Decenal de Salud.
Desarrollo de un verdadero Plan de Lucha contra la pobreza, que no esté normado por el llamado DEME, la forma más vulgar del clientelismo político.
Mayor inversión en cultura, que suponga un remozamiento de los museos dominicanos, una reestructuración y redefinición de la Secretaría de Cultura.
Aplicación real, efectiva, verdadera y creíble de la Ley de Carrera Administrativa y Servicio Civil, que tiene más de una década de promulgada. Esta ley ha sido utilizada y mal aplicada por mezquinos intereses políticos.
3. En el plano político
La elaboración de una agenda mínima de desarrollo entre los principales partidos políticos para que las grandes tareas puedan realizarse sin que medien intereses políticos mezquinos.
Lucha verdadera y vertical en contra de la corrupción
Elegir un Defensor o Defensora del pueblo verdaderamente independiente que permita que esta esperanza del pueblo no aborte antes de nacer.
Que se produzca una verdadera independencia del Poder Judicial, de tal manera que no vivamos en la zozobra permanente de que la Suprema Corte de Justicia será una presa más de los intereses particulares.
Que las cárceles dejen de ser antros de corrupción.
Quiero finalizar este artículo, Mi Programa Mínimo Posible, con otra reflexión de Ramoneda.
El fatalismo de pensar que finalmente ha pasado lo único que podía pasar, tanto en lo personal como en lo colectivo, no es sólo una renuncia a la propia condición de sujeto moral, sino que representa la incapacidad de practicar el principio de la increencia y de asumir una moral que no tema a la infidelidad…y que al mismo tiempo renuncia al más peligroso de los prejuicios, el prejuicio de la utopía absoluta, la creencia totalitaria de que todo es posible. La ética de la increencia debe aplicarse desde la conciencia de que en paso del yo al nosotros siempre se pierden destellos de libertad y muchos gramos de responsabilidad. El nosotros es la gran coartada para la tentación de la inocencia: la que permite hacer cualquier disparate con buena conciencia. En nombre del prejuicio compartido, convertido en absoluto.