Un pueblo, dos Estados

Un pueblo, dos Estados

Contra lo que ocurre en la isla Española o de Santo Domingo, en San Martín vive un pueblo bajo dos Estados Nacionales. Durante los días de la colonización y conquista, los españoles la aprovecharon como parada de tartanas y otras naves, antes de penetrar el mar Océana. Hacia principios del siglo XVII, cuando los holandeses tomaron Curazao, iniciaron la penetración de San Martín. Los franceses, que no le iban a la zaga en la persecución de naves españolas, también buscaban puertos en los cuales carenar o avituallarse. Pensaron en la Tortuga, a la que dedicaban los ingleses la misma atención.

Eran acosados por los españoles, sin embargo. Y aunque no abandonaron la idea de ocupar el suelo del oeste de La Española, decidieron mudarse a San Martín. De manera que, a poco, piratas y corsarios franceses y holandeses batallaban y compartían la pequeña isla, de apenas 86 kilómetros cuadrados. Cuatro siglos más tarde las banderas de esas naciones europeas ondean en los edificios de las respectivas gobernaciones insulares en Marigot y Phillipsburg.

El famoso pirata holandés conocido por los españoles como Pata de Palo perseguía armadillas españolas en busca de plata, cochinilla, seda mexicana y esclavos. A estos últimos los llevaba a Curazao, isla en la cual se habían hecho fuertes, y a San Martín. Un informe de Enrique Enríquez, capitán y gobernador general de Puerto Rico, dirigido a la corona española en 1634 expone el proceder de este corsario. Persiguió una nave española hasta los alrededores de isla de Pinos y mandó abordaje. La tartana, que únicamente llevaba tortugas, fue hundida. Explicó a los españoles que los hacía pagar con esa disposición la pobreza de la bodega. Mantuvo presos a los españoles por un día y luego los liberó en costas de Cuba.

La plata, la cochinilla y la seda las enviaba a Holanda. A los esclavos los asentaba en las islas de barlovento. De tal modo, con Pata de Palo y otros piratas y corsarios, las Antillas menores se hicieron tierras de esclavos. Y dominaron sobre ellos holandeses, ingleses y franceses. En San Martín, por tanto, hay un pueblo descendiente en mayoría, de aquellos esclavos arrancados de manos a los españoles. Comparten la isla con europeos y descendientes de europeos de raza caucásica.

El español se inclinaba sobremanera a la mescolanza. Aquellos otros europeos no generaron en cambio, como lo hicieron los españoles sobre todo en La Española, la raza multicolor que somos.

San Martín, como otras islas en el Pacífico, exhibe dos diferentes Estados Nacionales que a un lado y otro gobiernan a un pueblo. Tal vez sea San Martín, modelo para organismos multilaterales. No lo es para Santo Domingo que cuenta con dos Estados Nacionales y dos pueblos diferentes.

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