Santa Marta, Colombia. Parece complicado resumir la variedad de matices, de colores, de sabores, de costumbres o de gentes que tiene un país como Colombia, pero el cuento “Un pueblo no tan pueblo”, escrito por la manizalita María Jaramillo Restrepo a sus 18 años, lo intenta en solo quince páginas.

Un personaje, del que se desconoce su identidad, su nacionalidad, su género, siquiera si es humano, decide, en un momento de frustración y dolor en su vida, emprender un viaje hacia el Amazonas colombiano, en el que, a partir de diversos rituales y el contacto con elementos reales e imaginarios, sufre una especie de catarsis.

“No digo los lugares que él visita; como los describo y la magia que los rodea, el mismo lector va descubriendo qué lugares son. El personaje nunca sabe si todo fue fantástico o real, pero no le importa porque el punto era entender que para encontrarse tenía que perderse en ese pueblo, perderse en Colombia”, explica a Efe María, estudiante colombiana que participa en la Ruta BBVA 2015.

Entre las bases para aspirar a la trigésima edición de este programa académico-cultural creado en 1979, figuraba para este año una creación artística (literaria o musical) sobre “una visión mágica de la vida tradicional en Colombia».

La alusión al escritor y periodista colombiano Gabriel García Márquez, creador del denominado realismo mágico, es clara y esta matriculada en Medicina en la Universidad de Bogotá, firme defensora del voluntariado social y enamorada de las matemáticas o el voleibol no la oculta.

“Su obra ‘Cien años de soledad’ es un microcosmos de lo que es el mundo desde el génesis, desde que nació todo hasta que finaliza todo, desde el inicio a la destrucción y en mi cuento hago alusión a cómo inicia todo, aunque le sucede todo al mismo tiempo”, relata.

En su cuento, María parte del ritual del “kambó” que practican tribus indígenas del Amazonas inyectando al “enfermo” la secreción de una rana para liberar su alma de las penas y que a ella le prohibieron probar cuando visitó la zona con su escuela.

“Pero mi hermano fue y lo hizo. Quise sacar una historia a partir de eso”, sonríe. “Cuando el personaje se aplica ese veneno, empieza a alucinar. No sabe si todo es real o fantástico, se encuentra todo al tiempo, no hay cronología, todo le sucede al mismo tiempo aunque todo es muy claro.

Al mismo tiempo ve todas las regiones que contiene ese pueblo. Y el pueblo es tan mágico que no es cualquier pueblo- primero es un pueblo mágico y segundo es Colombia”, resume.

Leyendas, arte, gastronomía y paisajes de todo el país desfilan, sin ser nombrados, por las 15 páginas de este cuento que le permitió ser una de los trece estudiantes que representan a Colombia en la trigésima edición de la Ruta BBVA, que, después del recorrido español, transita por tierras de este país hasta el 26 de agosto.