Un reajuste de las prioridades

Un reajuste de las prioridades

BIENVENIDO ALVAREZ-VEGA
En los casi dos años que lleva al frente del gobierno, el Presidente Leonel Fernández y su equipo de trabajo se han consagrado al reordenamiento de la economía. Consiguieron sus metas y consiguieron también un deslumbrante crecimiento económico que les acaba de permitir un triunfo electoral que desbordó sus expectativas.

Aparentemente los esfuerzos de la segunda parte del gobierno –los últimos dos años del período de cuatro— estarán canalizados a la adopción de reformas institucionales y constitucionales que sostengan, legalmente, el perfil que el peledeismo quiere dar a la sociedad dominicana.

Es posible que mucha gente considere que estas prioridades anunciadas por el ciudadano Presidente de la República son las que reclama el presente dominicano. Estimo que así lo consideran muchos de los miles de ciudadanos y ciudadanas que depositaron su voto a favor de los candidatos del PLD en la votación del 16 de mayo.

Sin embargo, a mi me parece que las encuestas que han publicado varios medios de prensa del país en los últimos meses nos han estado diciendo cuáles son las necesidades y las prioridades de los ciudadanos y ciudadanas del país. Y a decir verdad, el interés de los consultados va por otro camino muy distante.

Los dominicanos han dicho que quieren que el gobierno invierta más recursos en educación, en salud y en la creación de puestos de trabajo. Se trata, nos parece, de una expresión claramente racional en un país donde hay déficits profundos de escolaridad, donde el sistema de salud sigue siendo incapaz de responder a las necesidades de la población y donde el desempleo sigue siendo alto.

Pero el gobierno parece, según se lee en la prensa, que tiene mayor interés en cambios institucionales y en la construcción de obras monumentales. Es decir, hay dos visiones presentes sobre las prioridades del país.

El señor Félix Bautista acaba de anunciar la construcción de obras millonarias para la Universidad Autónoma de Santo Domingo, y un hospital gigante para alojar el Oncológico. También desde hace meses se deja escuchar en algunas áreas gubernamentales que todo el entorno de la plaza de la Cultura será remodelada. Según esta versión no confirmada, solo el edificio del Teatro Nacional quedará en pie de los edificios que allí están.

Nos parece que el gobierno del doctor Fernández y del Partido de la Liberación Dominicano debe hacer un reajuste en sus prioridades. Por muchos años los estudios levantados por los gobiernos, incluidos el anterior y este del PLD, las recomendaciones de organismos internacionales y las encuestas de opinión pública coinciden en la necesidad que tiene la sociedad dominicana de dedicar mayor tiempo, más energía, más recursos humanos y más fondos económicos para la educación, para la salud, para el agua potable, para la seguridad social y para combatir el desempleo.

El gobierno dominicano tiene que dedicar más recursos para la educación que se administra desde la secretaría de Educación. Para las instalaciones, materiales pedagógicos y para los docentes de los niveles que van desde pre primaria hasta el bachillerato. Este es un énfasis imprescindible, indispensable para el futuro y el progreso inmediato de la nación.

La importancia de la educación superior es irrefutable. Pero el gobierno no debe descuidar la base de la educación en beneficio de la universitaria. El gobierno tiene que eliminar en el menor tiempo posible la falta de escuelas y de aulas. La cobertura de la educación pre primaria, primaria y secundaria debe ser total, de un 100%. Tampoco puede el gobierno seguir posponiendo la mejoría de los salarios para maestros y personal que trabaja en las escuelas.

En ocasiones se ha querido llevar al ánimo de la población la idea de que los maestros y los médicos tienen que ser tratados en condiciones similares al resto de la burocracia pública. Ojalá fuera así. La verdad monda y lironda, comprobable por cualquier estudio serio que se haga de los ingresos de los empleados públicos, es que los profesionales de  salud y de la educación han terminado siendo los grandes tontos de la administración pública.

Cuanto decimos para la educación es aplicable al sector salud. El sistema de salud de la República Dominicana no existe como tal. No ha habido voluntad oficial, ni ayer ni hoy, para crear las condiciones financieras, técnicas y profesionales que permitan diseñar y construir un sistema de salud funcional, múltiple y eficiente.

Uno piensa que con al experiencia del doctor Joaquín Balaguer levantando construcciones tras construcciones es suficiente. Repetirla ahora sería lamentable, porque sería volver sobre una práctica que fomentó el crecimiento económico desigual, deterioró la educación pública y dejó por sistema de salud un buen inventario de edificios para clínicas, policlínicas y hospitales. Nada más.

Ojalá que el Presidente Fernández, quien según sus allegados es un político que escucha y que presta mucha atención a las encuestas, se abra a las necesidades que han venido presentando los ciudadanos, que los escuche y que, como consecuencia, reajuste sus prioridades para los próximos años.

(bavegado@yahoo.com

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