Un recorrido por la ribera sur de Buenos Aires

Un recorrido por la ribera sur de Buenos Aires

Las personas que suelen  salir de vacaciones   durante esta   época  tienen la oportunidad de conocer en la ribera sur de Argentina  a La Costanera, un destino lejano y económico, para el cual el dominicano   no requiere    visado.    

    La Costanera Sur, que se construyó en torno a 1916, tiene un boulevard de árboles centenarios que se extiende por aproximadamente 20 manzanas, desde la rotonda de la Avenida España, en Dársena Sur, hasta el Yacht Club argentino, en el extremo sur de Dársena Norte.

En 1918 funcionaba en esta zona un balneario municipal.

Hoy, que las aguas del río no son aptas para bañarse, es ideal para tomar el sol, pasear en bicicleta o  jugar al fútbol en sus anchas extensiones de verde césped.

 Buenos Aires, que creció de espaldas al Río de la Plata, se ha reconciliado en los últimos años con este vasto espacio de agua, gracias -en parte- al paseo ribereño del sur de la ciudad, una alternativa de esparcimiento que entremezcla la arquitectura de principios del siglo pasado con modernos rascacielos, una exótica reserva de animales y un área portuaria para practicar deportes náuticos y disfrutar de la buena comida.

En el centro de la rotonda de la Avenida España se encuentra la Fuente de las Nereidas, de la célebre escultora argentina Lola Mora.

Esta obra  fue muy controvertida, ya que para representar el nacimiento de la diosa Venus acompañada de su séquito de nereidas, la artista esculpió varios desnudos femeninos.

No muy lejos se puede ver el monumento Plus Ultra, del escultor José Lorda, el cual evoca el aclamado vuelo trasatlántico realizado en 1926 por un grupo de militares encabezado por el comandante español Ramón Franco Bahamonde a bordo del hidroavión “Plus Ultra”.

Esta  aeronave cubrió la larga ruta Huelva-Buenos Aires, de unos de 10 200 kilómetros, para lo que tuvo que realizar  varias escalas.

Antiguas construcciones  entre modernos edificios

Hacia 1930, en el pulmón verde de La Costanera el arquitecto húngaro Andrés Kálnay construyó confiterías y restaurantes de categoría, y que eran frecuentados por los porteños que en verano querían refrescarse con la brisa del río.

Hoy todavía sigue en pie la cervecería Munich, representativa del estilo art-nouveau, que ahora es sede de la Dirección General de Museos de Buenos Aires.

En  los últimos años se han inaugurado pequeños restaurantes con vista a los parques y la arboleda de los alrededores.

Las pocas construcciones que quedan del siglo pasado se alternan con modernos edificios que buscan la mejor vista del río, frontera natural con Uruguay, algunos de los cuales llevan el sello de reconocidos arquitectos.

Frente a lo que hace cincuenta años todavía era un balneario municipal, se encuentra, en aguas ribereñas, la reserva ecológica, un espacio verde de 360 hectáreas con características únicas,  ya que está situado a pocas manzanas del centro financiero y administrativo.

Cuando el balneario entró en decadencia, algunos terrenos fueron ganados al río y rellenados artificialmente. Con los años se estableció en ellos, de forma espontánea, una gran cantidad de especies vegetales típicas de la ribera rioplatense, como pastizales de cortaderas y bosques de alisos y sauces.

La reserva, que recibe la visita de fanáticos naturistas, ciclistas que recorren sus senderos y turistas curiosos, aloja cientos de especies de aves, mamíferos, anfibios y reptiles, lo que constituye la fauna característica de las lagunas y bañados bonaerenses.

El área fue declarada Parque Natural y Zona de Reserva en 1986 y puede ser visitada con guías durante todo el año.

MIRANDO AL MAR

Si uno continúa el recorrido por La Costanera hacia el norte, llega al corazón de Puerto Madero, el barrio más moderno de Buenos Aires.

Las antiguas instalaciones portuarias de esta área capitalina -que datan de finales del siglo XIX- fueron reformadas en los años noventa y ahora están ocupadas por viviendas, oficinas y restaurantes con menús para todos los gustos, aunque de precios poco económicos. Una posibilidad es sentarse en la terraza de una de las cafeterías situadas a ambos lados de los diques,  y contemplar las quietas aguas, mientras la gente pasea alrededor.

En el Dique 3 se encuentra el puente peatonal y giratorio de “La Mujer”, la primera obra que el arquitecto e ingeniero valenciano Santiago Calatrava construyó en América Latina, y que representa a una pareja bailando tango. El mástil blanco es el hombre y la silueta curva del puente, la mujer.

Tiene 160 metros de largo y seis de ancho y su mástil metálico se eleva 39 metros. El puente, de un peso aproximado de 800 toneladas, está preparado para moverse cada vez que una embarcación necesita pasar. Su mecanismo de giro es uno de los más grandes del mundo, con 20 motores eléctricos en el eje principal.

La obra fue donada a la ciudad por el empresario Alberto González y los materiales fueron traídos desde España.

En el mismo Dique 3 está atracada la fragata Presidente Sarmiento,  construida a finales del siglo XIX en unos astilleros del Reino Unido.

Fue uno de los buques-escuela de la Armada Argentina y ahora funciona como museo. Se construyó en Inglaterra en 1898 por encargo del Gobierno argentino e hizo 39 viajes a través de todos los mares del mundo.

Otra embarcación muy visitada en Puerto Madero es el buque museo Corbeta Uruguay. Realizado en astilleros británicos y adquiridos en 1872 por el entonces presidente de Argentina, Faustino Domingo Sarmiento entre 1898 y 1961, fue el buque-escuela de la Armada Argentina.

Tiene 85 metros de eslora y 13,3 metros de manga.

El Yacht Club

El Club House de estas instalaciones náuticas tiene unos 2000 metros cuadrados de superficie, 250 amarras aptas para barcos de todo tipo de manga y eslora, y una escuela de yachting que cuenta con cursos de iniciación a la vela y de timonel patrón, entre otros.

En el Yacht Club se puede aprender y practicar el remo y el kayak. Al finalizar el curso, el debutante puede salir a remar solo.

Finalmente, la inmensidad del Río de la Plata puede experimentarse mediante excursiones en velero que parten desde la costa ribereña, en las afueras de la ciudad, y finalizan en Puerto Madero. Otra alternativa es cruzar el ancho río hasta la cercana costa de Uruguay, lo que ofrece una de las vistas más bonitas de Buenos Aires.EFE/ Reportajes

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