Un régimen asistencial para envejecientes debe tener mayor vigencia

Un régimen asistencial para envejecientes debe tener mayor vigencia

La realidad en el país de un preocupante número de adultos mayores, configurada por denuncias a las autoridades correspondientes, es de dolorosas condiciones de maltratos físicos y emocionales por personas de sus cercanías y hasta del entorno familiar.

Está sabida, y casi ubicados geográficamente, la existencia de esos seres humanos generalmente incapacitados para valerse por sí mismos productivamente y para tomar decisiones sobre sus vidas ahora atrapadas en el menosprecio, la ingratitud y los abusos. Incluso el Estado dominicano, escaso de herramientas y recursos, no alcanza en nuestro medio el nivel de protagonismo protector para la ancianidad desvalida que le correspondería por un sentido de humanidad y de responsabilidad social e institucional, siendo posible, como en otros países mejor preparados para a asistir a ciudadanos vencidos por los años, establecer programas habitacionales y de hogares sustitutos con suficiente cobertura de necesidades y el acompañamiento de personal competente en sus alojamientos, donde quiera que estén.

Respuesta efectiva y generalizada al ostracismo en que el destino coloca con frecuencia a personas llevadas en su transcurrir al estatus de retiradas por razones de edad sumándose a un segmento poblacional que merece sobreprotección. Nada humano puede ser ajeno a quienes ejercer poder, crean y dirigen programas de asistencia social, algunos de los cuales deben tener vigencia hasta el final de los días para el prójimo en situación de desamparo.

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