Repaso a la Grecia de hoy, porque de caso típico de libro de texto, es un tema para investigadores económicos. Una novela circular, la medicina tradicional empeora la crisis de deuda. Los excesos de gastos crearon déficits y estos acumularon deuda imposible de pagar desde que la economía dejó de crecer. Las facilidades financieras para pagar a los acreedores, combinadas con la austeridad en el gasto, contribuyeron con la caída acumulada del PIB en 25% desde el 2012, disparando la deuda hasta 177% del PIB a marzo de 2015.
Ahora se plantea combinar la medicina, austeridad con “quita”, que los acreedores cedan en algo, que dejen de ganar, pero aún así, y creciendo a su nivel potencial como dicen los economistas, la deuda es impagable, porque se mantiene el círculo vicioso déficits-nueva deuda. El consenso es que Grecia debe dejar la zona del euro, regresar a su moneda y devaluarla para recuperar competitividad, y tomar el sendero del crecimiento que restablezca el equilibrio y los fundamentos macroeconómicos.
La historia de Grecia es para que la tengan presente países con poco ahorro interno y que como norma se endeudan para crecer, incluso para pagar intereses, como República Dominicana, que multiplicó lo adeudado por déficits acumulados en el presupuesto del gobierno central por $476,025 millones en el periodo 2008-2014. La buena noticia es que el gobierno anunció que trabaja para cerrar con superávits primario el presupuesto de 2015, es decir, para que le sobre dinero suficiente que le permita pagar los intereses.
Lo que falta es fijar un límite a la deuda con relación al PIB, porque Grecia incurría en déficits antes de entrar al euro en 2001, política que continuó, cuando surge la crisis financiera-económica mundial en 2008 se computa debe 110% del PIB y aumentando a 177% a marzo de 2015. La austeridad redujo el déficit fiscal de 15% en 2009 a 3% del PIB en 2014, sin embargo, empeoró la insolvencia por el círculo vicioso déficits-aumento de deuda.
El FMI recomienda que la deuda pública consolidada no supere 35% del PIB, y como estamos distantes, no cabe duda de que las finanzas públicas superaron la zona de vulnerabilidad. Preocupa, por ejemplo, que cada año aumente el esfuerzo del presupuesto público para devolver lo que se debe o para refinanciarlo. En 2015 será necesario captar préstamos internos y externos por RD$101,617,852,437, equivalentes a 3.35% del PIB, que comparado con RD$68,136,159,899 del 2010, significa que el sacrificio, lo que en el presupuesto se conoce como “Aplicaciones Financieras”, en seis años aumentó cincuenta por ciento. El aumento fue muy rápido, demasiado.
Hemos conseguido los financiamientos con relativa facilidad y con buenas condiciones, ayudados por la coyuntura internacional de intereses bajos por el exceso de dinero y porque la economía ha crecido lo suficiente. Pero ambas cosas pueden cambiar sin avisar, no controlamos los shocks externos. Para decir un número, si eventos externos reducen el PIB en un porcentaje (25%) similar al de Grecia, aunque los intereses no cambien la deuda pública consolidada se dispararía de 46% a más de 60% del PIB, imposibilitando su pago con los ingresos ordinarios del presupuesto. Como lo aconseja el FMI, debemos acercarnos al límite de la deuda, 35% del PIB.