Un retorno voluntario de la mano de la desesperanza

Un retorno voluntario de la mano de la desesperanza

José Baptiste, casi ciego y con 50 años de edad, cargaba ayer un saco blanco y una mochila con las únicas pertenencias con las que que retornaría a su natal Haití, luego de pasar 20 años viviendo en territorio dominicano.

Lo único que se lleva como constancia de que habitó en el país es una tablilla del Ministerio de Interior y Policía que le informa que no llenó los requisitos para acogerse al Plan Nacional de Regularización, que concluyó el 17 de este mes.

Junto a Baptiste, también Jonas Alexan y Sonsong Jan, ambos de 20 años, se disponían a regresar a Haití voluntariamente, y abordaron el autobús de la Dirección de Migración que los llevaría a Jimaní y que salió pasado el mediodía. Baptiste, quien residía en San José de Los Llanos, San Pedro de Macorís, se va con el pesar de no haber podido acogerse al plan por falta de recursos, ya que está perdiendo la vista y esto le impide conseguir empleo.

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