Hoy 
La celebración en el país de la Asamblea de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina (COPPAL) el pasado fin de semana proporcionó un escenario ideal para exhibir de la Detente, especie de pacto de no agresión y cooperación, que ha tenido lugar entre los principales dirigentes de las mayores fuerzas políticas dominicanas: el PLD y el PRD.
Aparte de los temas que parecían obligados en un cónclave de ese carácter, como los de Honduras y Haití, sobre los cuales había un acuerdo generalizado, y la firma de una Declaración insulsa, fue poco lo que pudo tratarse de interés para el país, por lo cual lo importante resultó una especie de retrato de familia que se hizo para santificar su alianza para profundizar un déficit institucional que establecerá a la República como el Estado más atrasado del planeta, con una Constitución peor que las de Trujillo y Balaguer.
En ese cónclave no se explicaron el apoyo a pautas tales como la protección del aborto en casos de peligro a la salud de la mujer: de violación, incesto o embarazos con anomalías orgánicas; tampoco la privatización de playas y ríos, solo accesibles a los que puedan llegar en expediciones marítimas; la posibilidad de entregar la soberanía por ley adjetiva a poderes supranacionales, el desmantelamiento del poder judicial y la creación de seis instancias superiores diferentes en éste con un Ministerio Público al servicio del Presidente; la cancelación del poder local gracias al arrastre electoral y las atribuciones presidenciales, la designación del poder contralor propuesto por el poder Ejecutivo que administra la cosa pública; la negación de derechos del ciudadano común en esa Constitución Breve, por la duración que tendrá, aunque se precise en lo adelante del apoyo de las dos terceras partes de las dos cámaras en lugar de una tercera de solo una, como ahora, para tratar de modificarla.
Esos y muchos otros cráteres, que no lunares, no aparecieron para no enturbiar la imagen del Retrato de Familia que bendice la alianza nueva y eterna de los dos grandes partidos.
Pero la realidad es muy testaruda y a los vestidos muy apretados se le ve fácilmente el refajo, cuando lo hay.
Ya se notan los aprestos de un divorcio ineludible tan pronto cambie la penosa la escena que presenciamos.
Por lo pronto, habrá dificultades para defender en la Internacional Socialista el texto retrogrado de Constitución que estamos ayudando a aprobar.
Nuestro inolvidable líder Peña Gómez puede revolverse en su tumba para no comprender cómo se ha retorcido su ideario, incluso haciendo votar doble para ayudar con el quórum de la Asamblea Revisora disfrazada de poder originario constituyente, único que podría legítimamente aprobar un nuevo texto, en lugar de legisladores constituidos, con el estímulo de que los pongan a sacrificarse por seis años más.
Salta a la vista el retroceso de lo poco obtenido en un pacto hecho al margen del Partido, ya que Leonel Fernández quiere controlar también unilateralmente el Consejo Nacional de la Magistratura. Y es posible que todavía haya más .
Ese divorcio viene de todas maneras
