Un revés para  la diplomacia

Un revés para  la diplomacia

El predominio del poder fáctico sobre el legítimo en Honduras es un revés para la autoridad y prestigio de los organismos interamericanos que administran diplomacia. Hasta el momento, ningún acto de diplomacia ha logrado desplazar a los usurpadores del poder que el pueblo hondureño delegara en la persona del presidente Manuel Zelaya Rosales.

Con justa razón, el Presidente Leonel Fernández considera inoperantes a la Organización de Estados Americanos y la Organización de las Naciones Unidas, pues ninguno de estos organismos ha logrado restablecer la institucionalidad en Honduras. La vigencia de este precedente crea el riesgo de que acciones similares a la que afecta al pueblo hondureño puedan producirse en otros países, en perjuicio del poder legítimamente constituido.

La OEA y la ONU deberían esforzarse por lograr en Honduras los resultados que todo el mundo espera. Fracasar en esta gestión dejaría desguarnecidos a los pueblos, los pondría en la perspectiva de tener que enfrentar por medios violentos cualquier atropello a su institucionalidad y soberanía. Hace tiempo que se decidió cambiar el procedimiento militar por el diplomático para hacerle frente a situaciones como la de Honduras. Una derrota de la diplomacia sería lo peor que pueda ocurrir.

¿Qué más se necesita?

Con los votos favorables de 187 de los 192 países miembros de la ONU el mundo reiteró su rechazo al embargo mantenido por Estados Unidos contra Cuba. Esta es la décimo octava vez que se vota contra esa sinrazón en la Asamblea General de la ONU. En la asamblea más reciente  hubo apenas tres votos en contra y dos abstenciones. Para fines prácticos se puede hablar de una votación unánime,  aplastante.

Pero una vez más sale a relucir la inoperancia de estos organismos y la ambivalencia de sus posiciones. Si fuese por votos en contra, el embargo contra Cuba ha sido derrotado reiteradamente, pero la voluntad de un país sigue imponiéndose sobre la de los demás. El embargo contra Cuba no tiene razón de ser y no ha tenido el éxito aspirado por su patrocinador que, en cambio, mantiene muy buenas relaciones con regímenes totalitarios. Si la fuerza de la diplomacia no remueve el embargo con esta última votación, qué más faltaría para lograrlo.

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