¡Un sentido adiós!

¡Un sentido adiós!

Por GUSTAVO RODRIGUEZ
El inmortal del deporte, Domingo Ernesto Pichardo Vicioso (Monchín), nunca pensó en vida, que las últimas horas en la tierra, las pasaría en su oficina de los Tigres del Licey, que se convirtió en su segunda casa, en el estadio Quisqueya, por más de 25 años.

Los restos mortales de uno de los deportistas de mayor trascendencia en el país y a nivel del área, fueron sepultados en el cementerio de la avenida Máximo Gómez, recibiendo el cariño de sus familiares y amigos.

Pichardo falleció el pasado martes en la madrugada en Miami, luego de una prologada enfermedad, contando en la clínica con la presencia de sus hijos Domingo Ernesto,  Ricardo y José Andrés.

Sus restos fueron velados en la funeraria Blandino, luego pasó tres horas en el local que fue su oficina por más de 25 años, donde realizó todas las transacciones para conformar equipos, que le dieran el triunfo a los miles de seguidores de los Tigres.

Monchín, que es un símbolo en el popular conjunto el más ganador en los torneos de invierno y  en Serie del Caribe, nunca pensó en vida que el mismo lugar de tanta alegría y tristeza iba a ser el lugar de su último adiós.

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