Un serio compromiso

Un serio compromiso

Los miembros de la Junta Central Electoral (JCE) tienen ante sí un serio com promiso ante el país y la comunidad internacional: deben realizar, como organizadores y árbitros de las elecciones congresuales y municipales de mayo próximo, un trabajo que se corresponda con la confianza que en ellos ha depositado una proporción importante de los dominicanos y con la palabra que ellos mismos han empeñado.

Los resultados de la encuesta Gallup-HOY, publicada como noticia principal en nuestra edición del miércoles, indican que el 71.4% de los consultados en esa muestra considera que la JCE está desempeñando una buena labor.

Las fuerzas políticas del sistema, en sentido general, no han manifestado hasta el momento disparidad de criterio o desconfianza ante decisiones del tribunal electoral y éste, generalmente, trata de actuar en base al consenso con esas organizaciones.

Y los jueces de la Junta, empezando por su presidente, el doctor Luis Arias, sostienen que las elecciones serán transparentes y diáfanas, que los partidos recibirán un «padrón» limpio y actualizado y que, en fin, no hay lugar para temores y suspicacias.

En todo lo anterior hay implícito un serio compromiso, pues hay una proporción considerable de los dominicanos que apuesta a la pulcritud, transparencia y diafanidad del proceso electoral y los resultados derivados del mismo.

-II-

La que tiene este gran compromiso es una JCE que en principio despertó grandes suspicacias, por razones ampliamente conocidas. Hace poco, una autoridad eclesiástica atribuyó a este tribunal haber nacido con un «pecado de origen», apreciación que está basada en el que fuera un traumático ejercicio de selección.

Con todo y ello, la actual Junta ha demostrado que puede hacer bien su trabajo, exhibiendo como muestra las exitosas elecciones presidenciales del 16 de mayo del 2004.

Por otra parte, esta promesa de diafanidad obliga a profundizar la participación de los partidos políticos en la toma de decisiones de la Junta, con lo que se reduce la posibilidad de fricciones.

No hay duda de que el país ha logrado superar muchas de las dificultades que restaban brillo a los procesos electorales. El fantasma del fraude ya no infunde los temores de antaño.

En las circunstancias actuales es más fuerte el compromiso de los miembros del tribunal electoral, pues una parte considerable del país, según el muestreo que citáramos anteriormente, siente confianza por el trabajo que realizan.

Eso, desde luego, no quiere decir que estén vencidas todas las dificultades. Hay muchas cosas por hacer o mejorar, pero por ahora debemos concentrar los esfuerzos en enfrentar con éxito el compromiso que impone la confianza depositada por la gente en la organización y desenlace del presente proceso.

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