Un siglo de poesía en la región Este

Un siglo de poesía en la región Este

La poesía seibana. La ausencia de antologías y de estudios rigurosos sobre la poesía seibana obliga a registrar solo aquellas voces a las que he tenido acceso en calidad de lector –poesía lejana y cercana–, lo que dificulta, en un breve comentario, realizar una exploración lingüística, para establecer la diferencia de tonos, los espacios líricos generados por la escritura y situar en qué medida se ha dado la comunión: poema–lector.   

Por eso cuando se habla sobre la poesía seibana, Rafael Augusto Zorrilla (1892-1937) se iza con una bandera y ondea en lo más alto de la cordillera Septentrional, irradiando luz desde su condición de cofundador del Postumismo, junto a Domingo Moreno Jimenes y Andrés  Avelino.

Durante la montonera, fue hombre de armas tomar en las columnas de Concho Primo. El Postumismo constituyó una renovación de la poesía que rescató el color local, el paisaje y la identidad nacional: “La creación es afirmación /y no negación; /crean los pájaros en las jaulas del espacio, crean las hojas en la tierra húmeda y hosca, /crean los niños en los vientres del abismo, …” (poema Albricias).

Emilio Morel, 1884-1958. Su obra principal, “San Francisco de Asís entre los pájaros” guarda un cierto símil con “Los motivos del lobo” de Rubén Darío, aunque no fue un modernista, en este poema alcanza una historia conmovedora en un lenguaje simple: “San Francisco de Asís buscaba un día /vidas atormentadas por el dolor, /cuando en el seno agreste /y hojoso de la Umbría /encontró la piedad de sus miradas /a un ruiseñor que estaba en agonía. /–Hermano Ruiseñor…–exclamó el Santo, con los brazos en cruz– hermano mío, /dime si tu quebranto /lo concibió la voluntad del cielo, /o si fue la del suelo /para secar las fuentes de tu canto”.

Un nombre conocido es Enriquillo Evangelista (1933) con los libros “Dialogando con la tristeza”, 1976, y “Tus justas iras”, 1986.

La poesía de Juan Carlos Mieses (1947) amerita un estudio profundo, en razón de que es uno de los poetas dominicanos más importante dentro y fuera del país. Ganador en dos oportunidades de los desaparecidos premios Siboney, en 1983 con el poemario “Urbi et Orbi”, y en 1985 con “Flagellum Dei, Gaia”, 1991, “Abssolution de I´etérne”, 1995, “Aquí, el edén”, 1998, “Desde las islas”, 2001.

De la generación de los 70, del siglo pasado, está Aquiles Julián (1953), con la obra poética: “Nosotros mismos somos”, 1986.

Plinio Chahín (1959), poeta ochentista, entre sus obras están “Solemnidades de la muerte”, 1991, y “Consumación de la carne”, 1986, “Hechizos de la hybris”, 1999, entre otras.

Con “La paloma de la plusvalía y otros poemas para empedernidos”, en 1996 hizo aparición en la poesía seibana Carlos Roberto Gómez (1959).

Cecilio Díaz Carela ha publicado “Fantasía terrenal” y “Anacaona Flor de Oro”.

Juan Demóstenes Cotes Morales tiene el poemario “Puerto Rico en la mano del mundo”.

En Miches tenemos al poeta Rafael Peralta Romero con sus poemarios: “Niño y poesía”, 1977, “Las piedras sobre las flores” (1985), “Romance del ciclo diario” (1989) y “Un chin de caramelo”, 1992.

Sélvido Candelaria, también de Miches, quien ha seguido el camino de la décima  con “Hogar Crea Dominicano en décimas”, 2002, “Política para reír” y Llanto seco (poemas) .

Otro poeta de Miches, que forma parte de la llamada diáspora residente en Nueva York, es Diógenes Abréu (1959). Obra: “Poemas para los vivos”, “Para mujeres sin maquillaje” y “Palabras como cuerpo del delito”. 

La poesía seibana es el producto de la diversidad generacional, desde un Zorrilla postumista, a la poesía intelectual de Chahín y Mieses, y Julián y Diógenes en el territorio urbano y el destello de la palabra, frente a la poesía tradicional que hacen los demás.

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