Un simple impuesto para fastidiar

Un simple impuesto para fastidiar

Falta poco. Uno, dos o tres días y ellos comenzarán a perseguirnos, cual culpables, en busca de la “revista” perdida. Y nos multarán (si es que no corremos a Tránsito hoy mismo), ya lo veo venir, aunque nuestro carro esté impecable y no tenga ningún problema.

Tras el accidente de la Autopista Las Américas, y lo mucho que se ha criticado el estado de las guaguas que recorren esa ruta, es muy probable que se inicie el acoso de los agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) tras la búsqueda de quienes no han renovado la revista.

Y lo harán, como siempre, exigiéndole a quienes tienen su carro en toda regla y obviando del proceso a los carros públicos y las guaguas. Porque, ¿cómo exponerse a las protestas de esos pobres padres de familia?

Nueva vez surge el debate acerca de la pertinencia de este “requisito” indispensable para poder circular. Regresarán las quejas y terminaremos diciendo lo de costumbre: más que una revisión del estado de los vehículos, esto es un mero impuesto que no sirve más que para que el gobierno tenga unos chelitos más.

Impera que la revista sea lo que tiene que ser. Que a los carros nuevos les cobren el impuesto y los viejos tenga que ser revisados, sin excepción, siendo más rigurosos con aquellos que transportan a muchas personas.

Es hora de que se le ponga reglas al transporte público. Que se saquen las carcachas de la calle pero que, al hacerlo, no nos obliguen a pagar por un nuevo Plan Renove que termine engañándonos. Alguien tiene que velar por  quienes se juegan la vida usando el transporte de masas.

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