SAMUEL SANTANA
Desde que fui trasladado hace dos años a la Iglesia Evangélica Asambleas de Dios Lirio de los Valles, en Barrio Nuevo, Villa Mella, no he descansado tratando de solucionar todas las necesidades que tiene el templo.

Es una congregación con más de treinta años de existencia pero que debido a su entorno de pobreza ha sido levantada en medio de muchas limitaciones.

Ahora mismo tenemos la gran necesidad de tirarle un nuevo piso porque el que tiene está lleno de huecos por doquiera y el polvo se levanta hasta cubrirlo todo.

De igual manera no tengo ya casi dónde sentar a las más de cien familias que allí se congregan, porque tanto la carcoma como el tiempo han destruido los bancos hasta hacerlos inservibles.

Para la consejería a los miembros el cuarto destinado como oficina no tiene siquiera silla para sentarse.

Con el esfuerzo de los hermanos apenas hemos podido reunir para construir el baño y reparar el altar, pero los recursos se han agotado y no quiero seguir forzando más cuando los creyentes tienen también sus necesidades personales y familiares.

Ahora mismo tenemos la preocupación de que en cualquier momento la destartalada planta eléctrica podría dejar de funcionar, ya que por los fuertes apagones hemos sobrecargado su capacidad.

Como último recurso apelo a este medio para ver si alguien estaría dispuesto a extendernos la mano. Hemos tocado diversas puertas pero todo se queda en promesas, mientras que la preocupación por el deterioro del templo me golpea severamente hasta afectarme emocionalmente por la impotencia económica difícil.

Necesitamos recursos para poner cerámica, comprar sillas acolchadas, construir una cisterna, pintar y equipar la oficina pastoral.

No creo que la inversión pase de los RD$300, 000.00 (trescientos mil pesos).