Un sueño hecho realidad

Un sueño hecho realidad

Hace unos cuarenta años, un joven dominicano iniciaba sus estudios de arquitectura e ingeniería naval en la Universidad de Michigan. Al asistir a su primera clase y el profesor mencionar su nombre y nacionalidad, al catedrático se le ocurrió hacerse el gracioso a costa del dominicano y preguntar si los estudios le servirían para «construir yolas y cayucos».

En ese momento, el orgullo de este joven le hizo prometerse a sí mismo que algún día, en su tierra natal, él diseñaría y construiría embarcaciones que fueran de utilidad para su país y la Marina de Guerra, institución que auspiciaba sus estudios. Este sueño se convirtió en realidad el pasado 15 de abril cuando fue botado oficialmente, con la presencia del señor Presidente de la República y la Primera Dama, autoridades civiles y militares, invitados y empleados, el primer remolcador de un grupo de seis embarcaciones para la Marina de Guerra Dominicana, consistentes en dos remolcadores de acero de 3,400 caballos de fuerza cada uno y cuatro patrulleras rápidas de aluminio de 15 metros de eslora.

Para convertir su sueño en realidad, el ingeniero naval Luis Contreras Peña tuvo que vencer muchas barreras, incluyendo incomprensiones y desconfianza en la capacidad de los dominicanos para abordar nuevas tecnologías. Además, debió enfrentarse a los naturales vicios humanos como son el egoísmo, la envidia y la desidia, en adición al hecho de que la construcción de embarcaciones es una tarea que requiere de mucho capital. Tuvo que tocar varias puertas y recibir muchas decepciones, pero nunca desmayó en alcanzar su sueño. A base de trabajar muy duro y mantenerse enfocado, logró convencer a las presentes autoridades civiles y militares de que era factible emprender la construcción naval localmente, en forma sistematizada. A este fin, consiguió aliarse a un prestigioso astillero holandés, Damen Shipyards, agenciando un préstamo de US$20.3 millones que serviría para el financiamiento de las embarcaciones ya mencionadas.

Algo a resaltar del ingeniero Contreras Peña es que sus sueños continúan, pues se propone convertir el país en una importante plaza en el Caribe, que construya embarcaciones de gran variedad, para lo cual ya ha firmado un contrato a largo plazo con Damen Shipyards. Paralelamente, ya tiene los planes para la construcción de una zona franca industrial ligada a las actividades propias de la industria naval, la que incluiría una escuela para la formación de técnicos para la construcción naval y para la marina mercante. Todo esto es factible, si consideramos nuestra ubicación privilegiada en el mismo centro del Hemisferio Occidental, además de poseer un clima benigno y mano de obra calificada con deseos de superación.

El que conoció la situación inoperante en que se encontraban los Astilleros Navales Bahía Las Calderas en el año de 1991, pertenecientes a la Marina de Guerra, y visita hoy día estas instalaciones, puede atestiguar del gran cambio positivo que han experimentado estos astilleros. Así mismo, se han beneficiado las comunidades circundantes Calderas y Salinas que hoy bullen con 300 trabajadores, quienes obtienen su subsistencia en los astilleros. Esto fue posible mediante un contrato firmado para la operación de estos astilleros con la Marina de Guerra, que permitió rehabilitar los equipos y edificaciones que estaban inoperantes o inservibles. Y en esta labor de rehabilitación y puesta en marcha para mutuo beneficio del Estado y del sector privado, a nuestro ingeniero soñador debe otorgársele el mayor mérito, pues fue debido a su esfuerzo y gestión de capital que se logró la indicada renovación.

Actualmente, además del equipo rehabilitado perteneciente a los astilleros propiedad de la Marina de Guerra, se han adquirido una serie de equipos, vía financiamiento privado sin aval del Estado, que le brindan a los Astilleros Navales Bahía Las Calderas un mayor rango de operatividad. Entre estos se encuentran un dique flotante de 7,500 toneladas y una grúa, también flotante, con capacidad de 45 toneladas. Sin embargo, lo que más le enorgullece al Ingeniero Contreras Peña es ser acreedor del respeto y del reconocimiento de sus compañeros de trabajo, mereciendo los más cálidos elogios por la calidad y la dedicación con que se ha entregado para levantar un nuevo renglón industrial en la República Dominicana, a tono con las exigencias internacionales más recientes de la industria naval.

¡Felicidades, hermano! Tu familia también se siente muy orgullosa de ti, por tu vasta preparación, capacidad y, sobre todo, por tu don de gente y honestidad a toda prueba.

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