Un sueño de dos siglos

<p>Un sueño de dos siglos</p>

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
En siete días de este mes se produjeron la toma de posesión del joven presidente de Ecuador, Rafael Correa, la ascensión al poder del reelegido presidente Hugo Chávez, de Venezuela, y la del presidente Daniel Ortega, de Nicaragua. Estos mandatarios han proclamado una alianza basada en el pensamiento de Simón Bolívar sobre la integración americana, manifestado en la invitación que cursara el Libertador a los gobiernos de México, Perú, Chile y Buenos Aires, mientras ocupaba la Presidencia de Colombia.

Esta invitación, ampliada, fue enviada, dos años más tarde, a los presidentes de Colombia, México, Río de la Plata, Chile y Guatemala, esta vez desde Perú, en 1824.

Ante el Congreso de Angostura, el Libertador, en 1819 explica las diferencias entre los Estados Unidos y Nuestra América (como la llamó José Martí). “A pesar de que aquel pueblo es un modelo de singular de virtudes políticas y de ilustración moral….que la Libertad es su cuna, se ha criado en la Libertad y se alimenta de pura Libertad…este Pueblo es único en la historia del género humano, es un prodigio, repito, que un sistema tan débil y complicado como el Federal haya podido regirlo…ni remotamente ha entrado en mi idea asimilar la situación y naturaleza de Estados tan distintos como el Inglés Americano y el Americano Español. ¿No sería muy difícil aplicar a España el Código de Libertad política, civil y religiosa de Inglaterra?…? No dice el Espíritu de las Leyes que éstas deben ser propias para el pueblo que se hacen…que las leyes deben ser relativas a lo físico del país, al clima a la calidad del terreno…?

¡Ahhh el Libertador! En 1819 en Angostura, luego desde la Presidencia de Colombia, en 1822 y más tarde desde el Perú, en 1824, Simón Bolívar aspiraba a la unión de la América Española para crear “una confederación y (que) reuniésemos en el Istmo de Panamá u otro punto elegible a pluralidad, una asamblea de plenipotenciarios de cada Estado “que nos sirviese de consejo en los grandes conflictos, de punto de contacto en los peligros comunes, de fiel intérprete en los tratados públicos cuando ocurran dificultades, y de conciliador, en fin de nuestra diferencias”

Sin que se tratase de una actitud de rechazo a los grandes logros de la civilización norteamericana, el Libertador y José Martí, más tarde, proponían la unión de la América Española a fin de hacerla libre, fuerte, justa, y humana.

Martí decía que por grande que fuera la patria de Lincoln, siempre prefería la América de Juárez.

Lo ocurrido esta semana en Ecuador es un retomar el discurso, y ojalá que la acción dé grandes hombres de América.

Hace dos siglos se vio la importancia de la unidad de la América Española. Los esfuerzos han sido boicoteados por los poderes hegemónicos de cada época, ello indica que nos conviene pues ellos siempre se oponen a lo que nos pueda beneficiar.

Durante dos siglos hemos permitido que se frustren los esfuerzos por la unión. Convirtamos los sueños en realidad, con reglas claras, respeto y beneficio común.

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