Un tarjetaso y un abuso…

Un tarjetaso y un abuso…

La tarjeta de crédito o débito se han convertido en la cédula económica de la mayoría de los ciudadanos, con más de siete millones de usuarios, muy parecida al uso del teléfono celular, unos la usan de manera adecuada cuidando su historial crediticio y otros por diferentes circunstancias incurren en el incumplimiento de sus obligaciones, estos últimos son sometidos por las entidades de intermediación financiera a su departamento legal, para obligarlos a cumplir sus compromisos y automáticamente van al buró de crédito que lo inhabilita para hacer cualquier transacción económica, ya que a través de este mecanismo, están informadas todas las instituciones financieras del sistema.

Estoy de acuerdo como el que más que “el que debe paga o ruega” y que las instituciones financieras deben estar protegidas con leyes fuertes para salvaguardar el dinero de los depositantes y lograr un sistema robusto y de absoluta confianza, además agentes fiscalizadores vigilantes, como la Superintendencia de Bancos para que ninguna institución pueda resbalar y salirse de las reglamentaciones y leyes que rigen su comportamiento.

Cuando un tarjetahabiente o cliente de un préstamo está en legal y salda su compromiso, generalmente con los más altos intereses, mora, gastos, legales, etc., les dan una carta de saldo donde le indican que su compromiso con la entidad financiera ha sido finalizado.

El abuso está que ese cliente que no debe nada, sigue castigado por el banco o institución financiera a esperar 48 meses para poder optar por un financiamiento o tarjeta, es decir es un insolvente financiero por ese período, solo si la autoridad bancaria decide lo libera del buró, actuando como juez y parte del problema.

Consideramos es suficiente se mantenga el castigo por el tiempo que el crédito ha sido incumplido, pero no más.

Cuando usted se divorcia se puede casar al otro día sin ninguna autoridad que se lo impida, cuando usted compra un vehículo y lo salda lo puede vender al otro día, cuando usted compra una finca la puede sembrar al otro día, cuando usted confiesa los pecados son perdonados al instante y hasta cuando usted se muere lo entierran al otro día, entonces si yo saldo un préstamo que en algún momento tuvo dificultades, ¿por qué no puedo recuperar mi capacidad crediticia al otro día?

¿En qué perjudica al banco o institución que un cliente que ha saldado su préstamo se deje en libertad para rehacer su capacidad económica de financiación? Es pertinente que la Superintendencia de Bancos tome carta en el asunto y ayude con esta indulgencia a dinamizar la economía, mandando al mercado de préstamos a miles de dominicanos castrados económicamente, sin la sentencia de un juez; indefenso, por no encontrar quien lo defienda como consumidor financiero.

¿No será necesario que la Suprema Corte de Justicia se pronuncie en este caso?, como lo hizo con la aplicación de los débitos que la hacían a los clientes sin consultarlo previamente.

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