¿Un tercer Bush en la Casa Blanca?

¿Un tercer Bush en la Casa Blanca?

WASHINGTON. AFP. Ninguno de los dos es aún candidato oficial a la Casa Blanca para 2016, pero Hillary Clinton y Jeb Bush, el hermano menor de George W. e hijo de George H.W., se plantean seriamente lanzarse a la carrera presidencial.  

Aunque Barbara Bush, la madre, dijera el año pasado que ya había habido «suficientes Bush» en la Casa Blanca, Jeb Bush, de 61 años, es cada vez más blanco de rumores, que él no solo no desmiente sino que, incluso, alimenta.

El pasado domingo, sacudió el microcosmos político al declarar que tomaría una decisión antes de fin de año.

El heredero de la dinastía Bush, gobernador de Florida durante la reñida elección de su hermano mayor en el año 2000, ya ha hablado de los principios que impulsarían su eventual candidatura: una visión «optimista» de la política, que rompería con la politiquería y la agresividad que marcaron las primarias republicanas de 2012.

Si se lanza al ruedo, explicó durante un evento para celebrar el 25 aniversario del inicio del mandato de su padre, se mantendría lejos de «la lucha de lodo».

«Las campañas electorales deberían centrarse en escuchar, en aprender y en la forma de mejorar», sostuvo. «Creo que hemos perdido nuestro sentido común».

Al diablo la pureza ideológica, dijo, y la intransigencia que son la marca de fábrica de los ultraconservadores del Tea Party. El republicano ideal montará su candidatura «en torno al deseo de ganar una elección, y no de marcar cuestiones ideológicas».

Al contrario de lo que piensa el republicano promedio actual, Jeb Bush insiste en reclamar una reforma completa del sistema de inmigración para regularizar a los millones de sin papeles que viven en Estados Unidos.

«Sí, violaron la ley. Pero no es un crimen, es un acto de amor», repite, y agrega que los clandestinos entran en Estados Unidos para «ayudar a sus familias».

24 años después de Bush-Clinton. Al posicionarse como un centrista razonable, Jeb Bush busca construirse una imagen unificadora, haciendo valer su vasta red política y sus numerosos apoyos en la clase política.

Actualmente preside la Fundación para la Excelencia en Educación, un tema al que le presta atención desde hace años.

«Es un candidato muy atractivo», dijo de él el senador republicano Lindsey Graham.

«Aún es demasiado pronto, hay un montón de candidatos potenciales, y no sé si va a lanzarse», agregó el senador John McCain. «Pero yo siempre lo he respetado».

Pero la moderación no es siempre la receta. La organización de las primarias favorece habitualmente a los candidatos ubicados más a la derecha. En 2012, el millonario Mitt Romney, considerado un centrista, se vio obligado a dar un giro hacia el ultraconservadurismo para ganar las primarias, en las cuales quienes votan son los militantes más conservadores.

«Tú puedes ser popular a nivel nacional, los medios pueden adorarte, pero si tú no puedes ganar las primarias republicanas de Iowa, de New Hampshire y de Carolina del Sur, no ganarás la nominación», explica Wendy Schiller, de la Universidad Brown.   El nombre de Bush crea malestar también en el ala liberal y aislacionista de la derecha estadounidense, horrorizada por el intervencionismo del presidente George W. Bush.

«A ellos no les gustaba George W. Bush por el endeudamiento y las guerras, y Jeb Bush no podrá deshacerse de eso», predice Wendy Schiller.

Y no es solamente en la derecha que el nombre de Bush evoca malos recuerdos.

Con la posible candidatura de Hillary Clinton para los demócratas, el año 2016 tendrá para los electores un cierto sabor a la década de 1990, 24 años después del enfrentamiento entre Bill Clinton y el presidente George H.W. Bush.

«La mayor parte del país no quiere escuchar hablar más de los Bush, la idea de un Bush 3.0 o de otra contienda Bush-Clinton parece un poco exagerada», afirma Robert Watson, profesor de la Universidad Lynn de Florida.

«Pero es un candidato legítimo. Aquí, la gente no para de hablar de él», precisó.

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