Un tesoro natural inmune a las hidroeléctricas

Un tesoro natural inmune a las hidroeléctricas

En un hecho sin precedentes en la historia de Costa Rica, el 28 de agosto de 2005, Turrialba celebró un plebiscito en el que le preguntaron a la comunidad si quería un proyecto hidroeléctrico en el río Pacuare. La respuesta fue contundente: el 97 % de los consultados rechazó el proyecto.

La infraestructura nunca se comenzó a construir, pero los ciudadanos de Turrialba, provincia de Cartago, a unos 80 kilómetros al este de San José, siempre temieron que cualquier gobierno retomara la iniciativa con un decreto de interés nacional o una ley, que estarían por encima del plebiscito.

Fue esto lo que motivó a organizaciones ambientalistas y comunitarias, como la Asociación Proyectos Alternativos para el Desarrollo Social (PROAL), a insistir en la necesidad de proteger el río al máximo.

Protección gubernamental. El esfuerzo de la comunidad se vio recompensado justo en el décimo aniversario del plebiscito, cuando el presidente del país, Luis Guillermo Solís, visitó la comunidad para firmar un decreto que establece una salvaguarda ambiental por 25 años para los ríos Pacuare y Savegre.

El decreto prohíbe el desarrollo de proyectos hidroeléctricos a lo largo del cauce de estos ríos por los próximos 25 años, con el fin de permitir que se mantengan limpios y libres de barreras físicas.

Tesoro turístico y natural. El río Pacuare nace en la cordillera de Talamanca (este de Costa Rica) y desemboca en la vertiente del Caribe, tras recorrer unos 108 kilómetros en medio de montañas y el bosque lluvioso.
Este es un sitio de una gran belleza escénica, ideal para los amantes de la adrenalina a quienes les gusta recorrer los rápidos, ya sea en una balsa inflable con un grupo de amigos o solos en un kayac.

El río Pacuare es considerado uno de los más bellos y limpios de Costa Rica y uno de los mejores para practicar el “rafting” en sus rápidos, que incluyen secciones para principiantes y otras más “arriesgadas” a las que solo está permitido el ingreso a especialistas.

En una travesía de cerca de cuatro horas, los turistas se embarcan en grupos en una balsa inflable con numerosas medidas de seguridad, en las que tienen que trabajar en equipo para disfrutar al máximo la aventura.
En algunas secciones del trayecto es posible lanzarse al agua para descansar un rato.

Para aquellos que deseen un contacto más cercano con la naturaleza, existen un par de campamentos y hoteles a la orilla del río donde pueden hospedarse.

La amenaza. Para los habitantes de Turrialba una planta hidroeléctrica supondría la muerte del río Pacuare y de mucha de la riqueza natural que le rodea, como creen que sucedió con el río Reventazón, también ubicado en la zona.

El dirigente de la asociación ambientalista PROAL, Osvaldo Durán, opina que pensar en plantas hidroeléctricas en el río Pacuare es “absolutamente innecesario para el país”.

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