Un toque de salud y sensualidad para tus pies

Un toque de salud y sensualidad para tus pies

Los pies realmente se benefician con un masaje. Son sensibles, delicados y resistentes a la vez. La planta de los pies tiene cientos de terminaciones nerviosas. Con solo tocarlos suavemente se experimenta una sensación general de bienestar y relajamiento en todo el cuerpo.

Un masaje en los pies puede ser todo lo que necesitas después de un largo día de trabajo. La próxima vez que quieras tratar bien a algún ser amado o a ti misma, ofrece un masaje en los pies.

[b]¿Qué necesitas?[/b]

1. Un toque de amor. Los masajes transfieren energía. Cuando das un masaje tienes que tener una actitud positiva.

2. Unas manos suaves y cálidas. A nadie le gusta que lo toquen con manos frías y menos durante un masaje. Calienta tus manos antes de un masaje.

3. Aceite. El aceite ayuda a que las manos toquen la piel suavemente eliminando la fricción. Es preferible usar aceites ligeros como el de almendra. Para hacer la experiencia más especial añade una o dos gotas de aceite esencial. Te recomendamos lavanda.

4. Una temperatura agradable. Es muy incomodo recibir un masaje en un cuarto cálido. Mucho calor o mucho frío hacen perder cualquier momento de relajamiento.

[b]El masaje[/b]

1. Desliza las manos en el pie desde los dedos hasta el tobillo. Repite hasta que sientas el pie relajado y cálido.

2. Levanta el pie con una mano y con la otra mueve el pie en forma rotativa de izquierda a derecha y viceversa. Tus movimientos deben ser suaves y despacios. Dos veces a cada lado.

3. Usando tu dedo pulgar presiona diferentes puntos en la planta del pie. Repite hasta que todo el pie esté completo.

4. Usando tus dedos índice y medio presiona con movimientos circulares el área del tobillo.

5. Masajea cada uno de los dedos del pie usando tus dedos pulgar e índice. Rota cada dedo del pie en ambas direcciones y suavemente estíralo. Repite tres veces y al final estira bien (con cuidado) cada dedo.

6. Masajea todo el pie aplicando presión con tus manos. Los movimientos tienen que ser contrarios a la circulación.

7. Al final del masaje con una mano eleva el pie, con la otra empuja el pie hacia adentro (en dirección a la pierna). Repite dos veces.

Esperamos que disfrutes este masaje y tengas oportunidad de usarlo en algún ser especial en tu vida.

La elección correcto de los zapatos y el cuidado de los pies.

Sobre todo las mujeres hemos desafiado a la naturaleza y hemos empinado nuestros pies hasta límites insospechados por llevar zapatos excesivamente altos. El resultado es francamente alarmante, pues se cree que alrededor de un 80 por ciento de las mujeres sufren molestias y dolores en los pies.

El peso corporal debe repartirse de una forma equilibrada y al llevar tacones demasiado altos eso no ocurre, produciéndose lesiones a nivel del Talón de Aquiles que es el que soporta la mayor parte del peso. Los estudiosos del tema dicen que la altura de un tacón debe estar alrededor de los 3 centímetros y deben ser de base ancha.

Nuestros pies tienen un total de 26 huesos, 19 músculos, 33 articulaciones y más de 100 tendones para que podamos realizar un movimiento normal. Este movimiento se vuelve inestable cuando forzamos los pies a caminar de una forma antinatural, produciéndose callos, juanetes e incluso deformaciones de los huesos de los pies; y no sólo eso sino que nuestra columna vertebral puede verse seriamente dañada debido a esta costumbre de utilizar calzado inadecuado.

A continuación exponemos una serie de recomendaciones que pueden ser de gran utilidad a la hora de escoger nuestro próximo par de zapatos.

Recomendaciones al ir a comprar unos zapatos

• Cuando vayamos a comprar un par de zapatos a la tienda, debemos tener en cuenta una serie de consideraciones importantes; una fundamental es estar de pie y parada cuando nos los probemos, porque es en ese momento cuando soportan todo el peso del cuerpo.

• Los zapatos deben ajustarse perfectamente a los dedos y a los talones. Nunca debe salirse el talón por detrás del zapato, ni tampoco debe quedar el pie suelto dentro del zapato, puesto que podrían producirse rozaduras y ampollas.

• Entre la punta del dedo más largo y la punta del zapato debe quedar un espacio de aproximadamente media pulgada.

• Si al probarlos notas que uno de los zapatos te queda más grande de un pie que de otro, coloca una plantilla en el que te quede más ancho para igualarlos.

• Y la última y más importante, siempre ve a comprar unos zapatos al final de un día de trabajo, momento en que valorarás mucho mejor la comodidad de un calzado y de esta forma evitarás comprarte zapatos que te aprieten o que te sean incómodos.

[b]Mantener unos pies sanos [/b]

• Hay que utilizar más de unos zapatos de forma habitual, así se van alternando para evitar siempre las mismas rozaduras, callos o ampollas.

• Usar calcetines de lana o algodón porque estos tejidos absorben la humedad, así se evita que aparezcan hongos.

• Las puntas estrechas de los zapatos son un terrible enemigo para el pie, tampoco es aconsejable utilizar tacones altos.

• Hay que cortar las uñas rectas y limarlas bien.

Cuando salimos de la ducha, hay que procurar que quede bien seca la zona que está entre los dedos.

Es conveniente hacer de vez en cuando un masaje tal como te indicamos:

1. Con los pies descalzos colocas tus manos primero sobre el pie derecho y después sobre el izquierdo.

2. Coloca los dedos pulgares en el centro de la planta del pie y con las yemas de los dedos la vas golpeando con suavidad. Después con la mano abierta vas dando palmadas para estimular los tejidos.

3. Utiliza los pulgares para recorrer la planta del pie, sobre todo en la base de los dedos.

4. Finalmente frota la palma de tu mano sobre la planta del pie, sin apretar mucho pero con firmeza.

También hay que tener en cuenta las deformaciones que pueden sufrir los dedos de los pies debidas a los zapatos de horma muy estrecha que acaba haciendo aparecer un callo duro. Esto se puede solucionar aplicando injertos o almohadillas en los zapatos.

Si persistimos en llevar zapatos apretados podemos oprimir algún nervio, sobre todo entre el tercer y cuarto dedo con el resultado de un dolor intenso. Hay que acostumbrarse a llevar zapatos anchos.

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