Un trágico absurdo en la Cordillera Central

Un trágico absurdo en la Cordillera Central

La vida es efímera. Sabemos cuándo llegamos pero no cuándo nos marcharemos. Es por eso que andamos, corriendo a contrarreloj, tras la búsqueda de la felicidad.

Librando la eterna batalla de alcanzar nuestros sueños, muchas veces olvidamos los pequeños detalles que pueden dar al traste con lo que deseamos.

Entonces, cuando algo nos sacude, reparamos en las cosas que debimos cambiar.

Hasta hace poco nunca había pensado hasta qué punto el absurdo puede golpear la vida de alguien. Hoy es la de Marisela de León, de 18 años, quien reside en Gajo del Monte, una comunidad enclavada en las montañas de Padre las Casas.

Con nueve meses de embarazo, el jueves pasado Marisela entró en labores de parto.

El bebé venía de pies y no hubo un médico que la asistiera.

Tampoco, porque la zona está incomunicada desde hace tres semanas, forma de llevarla al hospital. ¿Resultado? Su hijo murió y ella, que fue sacada en helicóptero horas después, aún se encuentra en condición crítica.

Otro caso es el de Ramona Santos López, de la comunidad El Tetero, que sufrió una trombosis porque se le terminaron los medicamentos preventivos y nadie pudo salir a comprarle más.

Esta es la realidad de la gente que vive en los parajes que, ubicados en la Cordillera Central, quedan aislados con cada tormenta.

Las autoridades, al enterarse, les mandan comida. Pero, ¿no han reparado en que la situación es mucho más grave?

¿Cómo le explicarán a Marisela que su hijo murió porque nadie ha hecho nada por solucionar este problema? Once personas han fallecido en la zona en los últimos cinco años. ¿Dejaremos que haya más?

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