Qué pronto se enteró el diputado Manuel Jiménez, quien hace tan solo unos días  renunció del PLD porque no se le permitió competir por la candidatura a la alcaldía de Santo Domingo Este, de que sus excompañeros de partido tienen los juegos pesados, pues cuando se presentó al Club del Legislador, donde tenía previsto celebrar una rueda de prensa para anunciar su nuevo rumbo político, se le impidió la entrada.”Si usted quiere que lo persigan solo tiene que enfrentarse al  poder”. Así explicó el cantautor el impedimento de utilizar el club donde, hasta hace poco tiempo, andaba como Pedro por su casa. Eso no impidió, sin embargo,   que improvisara una rueda de prensa en un establecimiento comercial cercano, donde lanzó duras críticas a la gestión del alcalde Juan de los Santos, a quien el PLD ratificó como candidato a una tercera reelección consecutiva. Y entre una crítica y la otra,  hasta le sacó en cara  que se mudara a otra demarcación, debido a que es un municipio “invivible”. Pero más allá de esas críticas, es oportuno señalar que la rabieta que empujó al cantautor a renunciar del PLD, al que  reprochó el abandono de los principios que quiso inculcarle su fundador, el profesor JuanBosch, no fue improductiva. Sin tener que ir a una convención a competir por una candidatura, precisamente lo que le critica a Juan de los Santos y motivó su salida del partido oficial, ya es   candidato a la alcaldía de Santo Domingo Este por el  Frente Amplio y el Partido Humanista Dominicano, aliados del Partido Revolucionario Moderno. Algún cínico sin oficio dirá que, en términos electorales,  eso no es gran cosa, pero para alguien que no ha cumplido dos semanas de haber salido del PLD con una mano delante y otra detrás (políticamente hablando, quiero decir) es sencillamente demasiado.