Un tranvía llamado subsidio

Un tranvía llamado subsidio

José Lois Malkun
El Gobierno se apresta a inaugurar, con grandes festejos y actos proselitistas, el controversial Metro de Santo Domingo. Obra carente de planificación y diseños definitivos, fue construida con muchas improvisaciones y con una mina de dinero a su disposición. Su valor real nunca se sabrá pero apuesten a que estará cerca de los 60 mil millones de pesos. Un escándalo si lo comparamos con su longitud. Por los trenes también se pagó mucho más de su valor real.

Pero ya eso es historia. Después de tres años de duras críticas, incluyendo algunos de mis artículos, el Metro brillará en el firmamento, dándole nuevos bríos a la candidatura de Leonel Fernández. Siempre pasa con las grandes obras, aunque después se maldigan durante la eternidad.

El problema es lo que viene después de la borrachera electoral y los festejos. El Metro le costará al contribuyente unos 8 mil millones de pesos anuales en subsidios y cubrirá menos del 5% de todas las rutas del transporte del Distrito y la Provincia  Santo Domingo. El otro problema es el mantenimiento. No pasará mucho tiempo sin que los trenes comiencen a sacarse de circulación por desperfectos. Es el mismo caso de los autobuses que compra el Gobierno, que al año están inservibles.

Muchos dirán que eso es tontería ya que tendremos un Metro en circulación que elevará el status de metrópoli de nuestra ciudad.

Pero realmente, el Metro es lo de menos. El gran problema es el otro tranvía que está construyendo el Gobierno, cuyo costo es aún más alto y peligroso para la nación. Nos referimos al “tranvía de los subsidios”. En el Metro, los pasajeros suben y bajan. Pero en este nuevo tranvía, de donde muchos funcionarios sacan grandes fortunas, después que los pasajeros suben nadie los baja.

Como todos recuerdan, al inicio de los noventa, la República Dominicana dio paso a un proceso de apertura de la economía con la desmantelación de muchos subsidios. Sin embargo, perduraron otros, como es el caso de la electricidad, que hoy le cuesta a la economía unos 32 mil millones al año. Las crisis del 1984 y la del 1990, fueron realmente crisis fiscales derivadas de esos subsidios indiscrimados. Porque los subsidios no solo se centraban en proteger a una ineficiente industria nacional, sino que se extendían a los precios de muchos alimentos (el celebre INESPRE), a la electricidad, a los combustibles, al transporte, al gas, a la harina, a la colapsada industria azucarera y a la agropecuaria, aunque las exportaciones de productos tradicionales de origen agrícola eran penalizadas a través de una tasa cambiaria diferenciada y de impuestos escalonados. O sea, se incentivaba la importación y se desincentivaba la exportación.

Pero en muchos países de Latinoamérica, las consecuencias de estos subsidios fueron más funestas. No solo corrompieron las economías y condujeron a una devaluación acelerada de las monedas y a un fuerte déficit fiscal, sino que terminaron en golpes de Estado, revoluciones, guerrillas y asesinatos de presidentes.

El Gobierno actual, desesperado por mantenerse en el poder, abre de nuevo las llaves de los subsidios indiscriminados como si estuviera rociando la economía con gasolina, la que con una simple chispa explotará en cualquier momento, como muchas lo hicieron en el pasado.

A todo el que protesta le ofrece un subsidio. A todo el que se ve afectado por las políticas gubernamentales, le ofrece subsidios. Para captar votos, ofrece subsidios. Y el Gobierno en si se ha convertido en una gran empresa pública que subsidia medio millón de empleados, donde pocos cumplen alguna tarea y otro medio millón con el nuevo PEME y la politizada tarjeta de Solidaridad. Y para complementar la vuelta al pasado, se repite la política de penalizar las exportaciones y fomentar las importaciones, lo que se hace a través de una tasa de cambio sobrevaluada. El déficit de la balanza comercial en el 2007 alcanzó cifras históricas e impresionantes.

Lo interesante es saber como el próximo Gobierno va a lidiar con estos pasajeros del nuevo tranvía y con el problema cambiario que la acompaña. Ambos considerados por todos los expertos, como antesala de grandes crisis económicas. Reflexionen bien en esto.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas