Un trasiego que no cesa

Un trasiego que no cesa

Claudio Acosta

Pudo haber pasado lo peor, lo que gracias a Dios no ocurrió, durante la persecución, con disparos incluidos, de la que fue objeto una yipeta cargada de haitianos indocumentados (iban 16 como sardinas en lata) que desobedeció una orden de detenerse en un puesto de chequeo del Ejército, para finalmente detenerse con los neumáticos reventados por los tiros en un camino secundario en el municipio de Santiago Rodríguez.

Los indocumentados fueron trasladados a la fortaleza General Santiago Rodríguez, para luego ser entregados a la Dirección General de Migración para su inmediata repatriación, pero el conductor de la yipeta logró escapar a pie, por lo que se ignora su identidad.

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Ahora toca preguntar si se hará algún esfuerzo por apresarlo, aunque solo sea para felicitarlo por la audacia de intentar ese viaje a pesar de que la frontera norte está “cerrada” y desafiando el intenso patrullaje existente en la zona debido a la persecución que en estos días se desató contra los acusados de asesinar a cuatro personas en Dajabón.

Esa audacia es tan solo otra evidencia mas de que el negocio es tan lucrativo para todos los involucrados que vale la pena cualquier riesgo, incluido el de morir en el intento, y es también la razón por la cual no ha habido ni habrá forma de detenerlo en el futuro. Y no tanto porque para los haitianos cruzar hacia este lado es un imperativo de su sentido de supervivencia como por el hecho de que de este lado de la frontera son demasiados los dominicanos que se benefician de una manera o de otra de ese trasiego, desde el guardia que cobra para no verlos entrar hasta el empresario y el productor agrícola que los contratan como mano de obra barata y sin derechos laborales ni seguro de salud.

Duele y avergüenza decirlo, pero duele y avergüenza mucho más todavía darse cuenta de que nadie está haciendo nada, salvo los “patriotas” que se quejan de la “invasión pacífica” haitiana, para cambiar una realidad de la que somos mas que responsables.

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