Un turista de crucero en Puerto Plata

Un turista de crucero en Puerto Plata

Es una experiencia impactante llegar al novedoso puerto de Amber Cove en Maimón, para disfrutar por pocas horas de los atractivos de Puerto Plata y palpar algo del dinamismo de una población criolla altamente vibrante y trabajadora.
Naturalmente esa escala de uno de los enormes trasatlánticos de la Carnival impacta con su llegada al muelle y su posterior amarre para permitir que más de tres mil turistas descansen del vaivén del barco, pisen tierra firme para descansar o aprovechar las ofertas para conocer la zona y sus atractivos, en particular subir a la loma Isabel de Torres en el Teleférico, o ir al centro de la ciudad, ver los museos y admirarse de las bodegas del ron Brugal.
Salir del terminal y tomar el boulevard inconcluso a PuertoPlata desde el muelle, al visitante le golpea una desagradable vista del vertedero de basura en operación con la presencia de cientos de buzos excavando en la misma y los tractores trabajando para distribuir los desperdicios y nivelarlos. Ese primer impacto al visitante es causa de su primera inconformidad. Naturalmente desconocen los entresijos políticos e intereses que han impedido solucionar el problema. Incluso la lenta construcción del boulevard es notable ya que lleva más de cuatro años para construir unos ocho kilómetros de avenida de cuatro vías. Solo tiene solamente el 70% construido.
Pero ese feo espectáculo del vertedero y los malos olores se olvidan tan pronto se llega al teleférico y se asciende en las góndolas para llegar al tope de la loma y disfrutar de un hermoso paisaje de la ciudad y de la costa atlántica. A la vez la vegetación de ese museo natural se ve enmarcado en el verdor de las laderas de la loma. Esta se ha recuperado de los derrumbes ocasionados por severas lluvias y de aquel fatídico accidente de un avión con rumbo a Europa que se estrelló en sus laderas, muriendo todos sus ocupantes.
Completado el impacto de la visita a la Loma Isabel de Torres se desciende para iniciar el desplazamiento por las calles de una ciudad que las tiene todas muy limpias y con su superficie de rodadura en muy buen estado. Se nota que las autoridades municipales, con el estímulo de ver de nuevo el turismo aumentando a la carrera, han volcado sus capacidades y recursos para hacer una ciudad muy atractiva. Transitar por el malecón es ahora una delicia desde el anfiteatro en la Puntilla hasta Long Beach. Y se disfruta de la brisa y del espectáculo del oleaje constante del Atlántico que en este año se ha mantenido muy activo por la frecuencia de los frentes fríos que llegan desde Estados Unidos trayendo lluvias, fuertes brisas y crear un ambiente muy norteño al sur de la Florida.
El horario para un viajero en el trasatlántico es muy reducido y no se puede disfrutar de todo lo que ofrece Puerto Plata con su Playa Dorada. Tan solo recorrer el centro de la ciudad remodelada con sus lugares para comer, ver las casas victorianas, la catedral y los museos cercanos constituye un deleite para esos viajeros que buscan ese tipo de conocimiento. Pero naturalmente, tanto la casa de Luperón como el museo del ámbar y las bodegas del ron Brugal, son citas obligadas para visitas y recorridos atractivos. Las bodegas constituyen un atractivo que hasta permite disfrutar de una exquisita bebida que desde 1888 ya de por sí constituye una marca país.
Para la corta visita de los viajeros, de no más de ocho horas, son varias las opciones que se le ofrecen a los cruceristas. De ahí el buen juicio de los tours operadores para dosificar las atracciones turísticas de manera que los interesados conozcan lo que desean conocer a la vez que se le ofrecen comidas típicas y acompañados de espectáculos folklóricos de forma que al menos se lleven una impresión agradable que olvidando la basura les permita planificar de nuevo otra visita y hasta quizás por más tiempo.
Es impresionante y contrastante de lo que ahora es Puerto Plata y lo que fue en aquellos años de la década del 80 cuando se promovía Playa Dorada y la llegada de cruceros al viejo muelle. Esa vez, las exigencias y presiones de los choferes, guías turísticos, buscones ahuyentaron por muchos años a los turistas que venían en esos enormes barcos y el turismo se mantuvo por un tiempo, pero también mermó, obligando al cierre de varios hoteles. Y las operaciones del aeropuerto internacional se redujeron al mínimo. Pero ahora todo es diferente por el dinamismo que existe pero que podía verse afectado por la proliferación de los motoristas que forman un espectáculo en las intersecciones a la espera del cambio de luz del semáforo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas