Si hoy fuésemos a calcular la palabra más nombrada –a la clara y ‘por lo bajo’- esa es
Haití” –expresa Píndaro, quien se ha sentado debajo de la poca sombra que da una guásabara en los predios de Dajabón…
En sus manos sostiene su móvil mientras se adentra a un video que le han compartido con unas inteligentísimas y muy bien pensadas palabras del notable historiador y gran amigo nuestro, el Dr. Frank Moya Pons…
Como está ‘de moda’, un sector de nuestra población se pone el sombrero de ‘profundamente dominicano’ y circula en las redes todo lo que huele a problemas con ese país…
Y, con razón… Lo malo del caso es que, en lugar de reaccionar por lo que se manipula por doquier, no se adentra en nuestra historia como nación y… ¡ahí está el detalle! “¿Viste, Herminio–cuestiona Píndaro, mientras sigue analizando las palabras de Frank-…
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Eso parece que fue hace un tiempo, pues habla del ingreso del Dr. Miguel Reyes Sánchez como miembro de número de la Academia Dominicana de la Historia” – reflexiona en voz alta, mientras Herminio se acerca a él para juntos seguir viendo el video-…“Es el resultado de una laboriosa y concienzuda carrera de investigación dedicada, entre otras cosas, a desenterrar raíces y causas para entonces levantar los cimientos que sirvan para sostener el edificio del saber histórico dominicano.”–expresa Frank, mientras recuerda la disertación del historiador acerca de su obra ‘La expedición haitiana de Dessalines a Santo Domingo en 1805’-… “Es el resultado de larga reflexión por parte del doctor Reyes Sánchez acerca de los orígenes y el destino de la nación dominicana, una nación madura, con un Estado moderno y una democracia funcional cuyos fundamentos están siendo cuestionados hoy de manera preocupante por algunos intelectuales criollos y extranjeros que han asumido un sospechoso activismo prohaitiano y prefieren elogiar más al dictador Jean Pierre Boyer que al pionero de la independencia nacional José Núñez de Cáceres, o justificar las matanzas de Jean Jacques Dessalines antes que reconocer el heroísmo del triunfador de Palo Hincado, Juan Sánchez Ramírez”.
Tan pronto ambos escucharon esas palabras, se pusieron en movimiento y, mientras regresaban a Santo Domingo, Herminio es quien hace inmediato contacto telefónico con Frank Moya y le solicita una vía para conseguir el valioso material de referencia…
Segundos después, su amigo le proporciona acceso al ejemplar 203 del Año 91 de CLIO, con fecha Enero-Junio 2022, que en sus páginas recoge lo valioso de este contenido… Píndaro –atrevido al fin-, es el primero que accesa a lo referido y, de inmediato, lo imprime para devorarlo…. Herminio –que no se lo puede quitar las manos- hace lo mismo y en varias horas recorre cada línea de su contenido… “¡Una joya!”- exclama, mientras con un resaltador rosado destaca lo fundamental para fines de su análisis-… Por su parte, Píndaro ya ha escrito notas al margen de su texto y, justo al momento, intercambian lo percibido, mientras en sus miradas hay un reflejo del impacto que ha producido en ellos cada escena descrita de una invasión planificada y ejecutada por el autoproclamado ‘Emperador Haitiano’… “En este siglo –exclama Píndaro-, es una chulería recostarse a ver televisión, exhibir una copa de vino, o decirse amante del Dembow, sin siquiera analizar de dónde venimos y realmente hacia dónde vamos… Cuando tú tienes una nación que tiene en sus entrañas un pasado de dolor y negación de sus deseos de poder, que cada vez más se hace reciente y presente y que, lo que es peor, tienen una gran cantidad de su población dentro de nuestros linderos, ignora –a propósito o por desconocimiento- que el horno no está para galleticas”.
“Ojalá y puedan todos leer en detalle esta importantísima parte de nuestra historia –comenta Herminio-… Hoy día, se apela a un nacionalismo pero no parece interesarnos cómo hemos llegado hasta aquí… Cómo, por el año 1805 –que muchos dirán ‘Uff, eso fue hace años y ya estamos en otro siglo- esta nación –que hoy decimos es nuestra-, fue ‘arrasada’ por las ansias de poder del vecino gobernante… ¿Por qué no revisamos cómo los dos ejércitos haitianos incendiaron poblaciones y raptaron sus habitantes mientras se vieron perdidos… Cómo Monte Plata, San Pedro y Cotuí se vieron reducidos a cenizas y sus poblaciones degolladas o llevadas cautivas… Cómo 900 veganos fueron ‘arrastrados’ desde La Vega a Santiago, mientras quemaban a Moca, Puerto Plata, La Isabela y Montecristi… Y, cómo un 6 de Abril los haitianos degollaron los prisioneros en Santiago, pusieron fuego al pueblo mientras se llevaban con ellos 249 mujeres, 430 niñas y 318 niños, destruyendo a su paso Ámina, Bánica y Guárico”…Píndaro, que está igualmente impactado con el relato, siente un profundo agradecimiento por haber encontrado en Frank Moya este reconocimiento al Dr. Miguel Sánchez que, con su obra, nos da fuerzas para valorar mucho más el grito de nuestra Independencia de 1844, cuyo valor hoy día es dolorosamente ignorado.