Un verdadero Niágara en Bicicleta

Un verdadero Niágara en Bicicleta

Millizen Uribe

Una de las críticas que se hace a la teoría funcionalista de los medios de comunicación y a la tesis de la aldea global de Mcluhan es que, en nombre de la conexión y modificación de distancia-tiempo, pueden alienar a las personas que sustituyen vivencias reales por la condición de audiencia.
Así, a muchos les bastaría sintonizar la emisión estelar de algún noticiario para sentirse parte del relato y experimentar los problemas del país. Pero, es difícil que sólo por los medios se constate el desahucio que padecen los dominicanos pobres y de clase media que se ven obligados a asistir a un hospital público.
No es lo mismo leer en la prensa que los hospitales están en crisis a llegar con sangre de tu sangre, agonizando, y que no aparezca una camilla para atenderle, por lo que tendrá que esperar incómodo en una silla de ruedas o en un frío y descascarado banco, sin importar que se retuerza del dolor.
No es lo mismo escuchar en la radio el reclamo de las enfermeras de que en muchos centros no hay ni sábanas, que tener que quitarte tu chaqueta para calentar a tu doliente porque, efectivamente, no hay mantas suficientes.
No es lo mismo ver a especialistas hablando de que la salud es un negocio, que acudir a un hospital autogestionado o a una clínica privada y ver que el personal no se inmuta ante tu pariente vomitando la hiel. Se niegan a recibirlo mientras no vean el seguro, le firmes un documento de responsabilidad financiera o le hagas un depósito, preferiblemente en efectivo.
No es lo mismo comentar una denuncia de que el sistema sanitario está en crisis que escuchar a la sangre de tu sangre exclamar, desde la incómoda silla de ruedas, “me van a dejar morir”, y que esa expresión, lejos de derrumbar los muros de los mercaderes de la Salud, se convierta en una plegaria más, que de a poco se suma a una tristemente perfecta sinfonía de la muerte.
Ante el mórbido panorama no pasa nada. Estos dominicanos no le duelen a nadie. Su salud y su vida no interesan a muchos de nuestros políticos y empresarios.
No es cierto que en el país se haya transformado la salud pública de manera radical ni derrumbado el mito de que la buena salud es sólo para unos pocos. Para eso falta más que remodelar hospitales o la eliminación arbitraria de cuotas. Hoy una parte importante del pueblo dominicano atraviesa, como dice Juan Luis Guerra, “el Niágara en Bicicleta” y sigue debatiéndose entre la insuficiencia de lo público y el negocio de lo privado.
Mientras tanto, la campaña sigue sin promesas creíbles y propuestas contundentes y en el aire se escucha un grito mortal que promete “vamos por más”.

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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