Un veto –perdón , voto– importante

Un veto –perdón , voto– importante

MARIEN A. CAPITÁN
Desde hace días la descubría en todas partes. Parecía seguirme. Era como si quiera decirme algo; como si deseara llamar mi atención para que tomara más conciencia de que ella existe y que, de alguna manera, está esperando por mí. Cansada de que no la entendiera, llegó hasta mis sueños. Fue así como me pidió que intercediera por ella, que hablara en su nombre y que la defendiera. Pero, ¿qué tanto necesita ella de una verdadera defensa, cuánto puede requerir que alguien tan pequeño como yo le dé una mano?

Las palabras ayudan, me dijo cuando la cuestioné, porque obligan a los demás a entender tu posición o al menos a cuestionar la suya. Tras una larga conversación, que no transcribiré porque mis sueños, sueños son (cualquier semejanza con Calderón de la Barca es mera coincidencia), reparé en que hoy debía hablar de ella.

Ella, aunque es isla, también es grandeza, coraje, determinación y, más que nada, principios y mucha, pero mucha dignidad. Su nombre, aunque sólo tiene cuatro letras, es inmenso, sonoro y tiene eco tras de sí: Cuba.

A pesar de que nunca ha dejado de ser noticia –a veces a favor, otras en contra-, en estos días su nombre se escucha con más insistencia a causa de la 61 Asamblea Anual de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, cuyas sesiones se están realizando desde el pasado 14 de marzo.

Amén de todo lo que se ha dicho desde que arrancó la asamblea, es la cita del próximo jueves 14 la que motiva estas líneas: en ella se presentará una resolución que, promovida por los Estados Unidos, busca condenar a Cuba por alegadas violaciones a los derechos humanos.

Escuchar esto es sorprendente. Estados Unidos, el eterno creador, promotor y hacedor de guerras, quiere sancionar a otro país por violación a los derechos humanos. Ahora bien, ¿no recuerdan ellos lo que sucede en Irak? ¿Cómo catalogan el comportamiento siempre irracional de sus soldados (ay, Vietnam, si tú hablaras)? Supongo, pecando de inocente, que dirán que sufren de un «estrés bélico» que los lleva a cometer algún que otro desacierto.

Pero pasando de Cuba a Cuba, es justo decir que Estados Unidos viola los derechos humanos en la misma tierra cubana: en Guantánamo, donde tienen instalada una base naval en la que opera una cárcel de la que se han dicho demasiadas cosas ya.

Dejando de lado a Estados Unidos, es oportuno recordar que Cuba es para nosotros mucho más que una isla que está situada al oeste de nosotros: es un país, hermano por demás, que nos está dando muchas ayudas. Como muestra vale decir que este año Cuba otorgará becas a 65 jóvenes dominicanos en carreras tales como medicina –la mayoría de ellas son en esta área-, ingeniería y educación física y deportes, entre otras.

Pese al agradecimiento que deberíamos sentir por éste y otros muchos gestos que no voy a mencionar porque tampoco quiero que se vea como una manipulación o un chantaje, creo que hay una razón mayor para apoyar a Cuba en esta dura prueba: ninguno de nosotros tiene calidad moral para juzgarla.

En la sesión hay 53 países que tienen derecho a votar. Nosotros somos sólo uno de ellos. Como el resto, sin embargo, somos eternos violadores de los derechos humanos. Por ejemplo, ¿cómo se le puede llamar a la situación de las cárceles dominicanas?

Yendo a lo más cotidiano, también violamos los derechos de quienes no encuentran medicamentos en los hospitales, de quienes mueren por falta de atención médica, de quienes languidecen porque no encuentran qué comer, de aquellos niños que limpian cristales o recogen tomates en lugar de estudiar… todos tenemos cuentas pendientes.

A Cuba no se le puede castigar por decirle no a un sistema neoliberal y apostar porque todos sus ciudadanos tengan los mismos derechos y puedan contar con educación, salud, un techo y, dentro de las limitaciones que todo país pobre puede tener, los medios justos para vivir. En lugar de ello, hay que admirarlos, apoyarlos y vetar el voto que se quiere levantar en su contra para seguir justificando un bloqueo que es, por demás, otra violación a los derechos humanos.

m.capitan@hoy.com.do

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