Un viacrucis tomó la carretera

Un viacrucis tomó la carretera

POR DOMINGO ABRÉU COLLADO
Nunca había visto yo un viacrucis semejante. Para los que no saben qué es un «viacrucis» ahora se los digo, porque les aseguro que hay gente que cree que un «viacrucis» es pasar hambre o pasar trabajo. Pero no.

«Viacrucis» es un latinajo que se refiere en una palabra al trayecto que agotó Cristo desde el Palacio de Poncio Pilatos hasta una elevación en las afueras de Jerusalén conocida como «El Calvario». Sobre esa elevación luego se construyó un templo que cubrió el lugar, donde apenas quedan los hoyos de los maderos famosos aquellos. Pero volvamos al viacrucis que vi aquí.

Fue en Cotuí, en realidad. Dirigidos por el Padre Columna, decenas de miles de personas agarraron la calle de Cotuí que sale desde la iglesia principal y coge por la carretera principal, para luego desviarse y tomar una carretera secundaria que lleva hasta una loma donde se levanta una gran cruz.

Aquella riada de gente llevaba letreros, pancartas, banderas, sombrillas, cruzacalles y otras cosas, pero principalmente llevaba la convicción de que ese «viacrucis» tan original les ayudaría a librarse de un problema sumamente jodido que padecen los cotuisanos: la contaminación de sus ríos y ambiente por causa de la mina de oro operada por la Rosario Dominicana. Luego esta mina -en su producción de sulfuros- fue arrendada o traspasada para sus operaciones a la Placer Dohme, de Italia.

Dicho viacrucis ocupó la carretera por varios kilómetros, y ya en su lugar de destino, frente a la enorme cruz, se ofició una misa en la que el Padre Columna explicó la razón del mismo (aunque todos la sabían). Pero insistió el Padre en que no habría forma de resolver los problemas ambientales, económicos y sociales de Cotuí, si no era mediante la movilización de la gente, la participación del pueblo, aunque sea en viacrucis, aunque éste no llegara hasta el extremo de dejarse crucificar.

Yo no sé, en estos momentos, si definitivamente los problemas de contaminación ocasionados por la Rosario terminaron. Yo lo dudo mucho. Pero evidentemente, el viacrucis cotuisano dejó claramente claro y más que clarísimo, que la gente de Cotuí y del resto de la provincia Sánchez Ramírez, no estaba dispuesta a morir envenenada a causa de un oro del que no disfrutaba nadie, con excepción de algunas escasas personas, un par de funcionarios y un héroe nacional.

Hay provincias que han dado ejemplo de lo que se puede lograr cuando se camina en masa y con un claro objetivo: Cotuí con su viacrucis, y San Francisco de Macorís con su «Día sin ruido y sin humo», día en que no se mueve por sus calles ni un sólo vehículo de motor y resulta ser el día más apacible y descansado de todo el año.

¡Y cosa interesante! Ambas actividades, exitosas por demás, han estado ligadas a la carretera…

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En Macorís, Vickiana Valdez espera

La carretera que lleva a San Pedro de Macorís le olvida nomás al llegar. Se va por el norte del pueblo, muestra el «plei», a MacDonald, la Universidad, al Picapollo Victorina y se escapa junto a la Zona Franca.

Sin embargo, Vickiana Valdez, a las puertas de la Iglesia de «Saint Peter», espera que San Pedro de Macorís volverá por el esplendor de sus años veinte, cuando era la ciudad más desarrollada de la República Dominicana y todo el mundo pasaba frente a su iglesia de paso hacia el resto del Este.

Con este embrollo de los combustibles, originado en el alza incontrolable del petróleo, la República Dominicana tiene como alternativa de salvación energética el uso de la caña de azúcar para la producción de Etanol, un combustible que tiene las siguientes características:

1. Es un combustible renovable que tiene la menor contribución al efecto invernadero. 2. Es un líquido de baja toxicidad y de aceptación popular. 3. Su tecnología para producción y uso esta totalmente dominada. 4. Gran generador de empleos en el campo. 5. Usa la infraestructura que está a mano para la producción de combustibles líquidos y su distribución. 6. Puede ser usado puro o mezclado con la gasolina. 7. Es el combustible para las nuevas tecnologías de propulsión.

Y San Pedro de Macorís tiene toda la caña para producirlo. Y Tecno DEAH tiene toda la tecnología para producirlo. Y el gobierno tiene toda la potestad para decidir lo mejor para Macorís y el resto de la República Dominicana. Y el pueblo dominicano no puede esperar a sucumbir bajo el peso de los combustibles caros, teniendo a mano la tierra, la caña, los obreros, los técnicos… y a San Pedro de Macorís esperando volver a ser la capital del desarrollo.

Y junto con Macorís y frente a su iglesia, Vickiana Valdez espera.

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Cuando el agua se va más allá del río

Por las carreteras que cruzan ríos y arroyos -que en realidad son todas- durante este año se ha disfrutado de su presencia. En las mismas palabras pero colocadas en otro orden: Durante este año se ha disfrutado de la presencia de los ríos y arroyos que cruzan las carreteras, que en realidad son todas. En una tercera colocación: La presencia de los ríos y arroyos se ha disfrutado este año desde las carreteras que los cruzan, todas en realidad. Y hasta una cuarta organización de palabras: Los ríos y arroyos que cruzan nuestras carreteras -todas en realidad- han estado presentes en este año para nuestro disfrute.

Pero no es que acaba ahí la posibilidad de decir lo mismo desde otra colocación de palabras, por ejemplo: Para nuestro disfrute, los ríos y arroyos que cruzan nuestras carreteras -todas en realidad- han estado presentes este año. Y una sexta posibilidad: Los ríos y arroyos que cruzan nuestras carreteras -todas en realidad y para nuestro disfrute- han estado presentes este año. La verdad que ese juego de la colocación de las palabras para decir una misma cosa se parece mucho a la política, eso de prometer las mismas cosas con las mismas palabras pero en órdenes diferentes, en bocas diferentes y en partidos diferentes. Y yo no comencé esta cháchara para llegar hasta el asunto político, sino para señalar los apuros que agarran las mujeres que lavan en los ríos cuando se les va el agua, y sabiendo que cuando se les va el agua no hay CAASD a la cual llamar, ni cisterna que exprimir, ni camión de agua que comprar, ni carretillero que pagar.

Este año -para nuestro disfrute- han estado presentes los ríos y arroyos que cruzan nuestras carreteras, todas en realidad… pero el año que viene puede que no sea así…

Dormido como una batata

Pararse en el mercado de Samaná, en la misma carretera que hasta ella lleva, es cargar en la canasta de la imaginación mil estampas de costumbres en mezcla de penas y quehacer diario. A veces con todo el color del trópico rabioso, otras con los pesados paños grises con que nos arropa la pobreza.

Entre las pilas de zanahorias, de papas, yucas y ñames, un niño duerme como una batata más. Una batata grande y tibia, hija de la tierra samanesa. Lo más probable sea que madrugar y moverse con la carga hacia el mercado no sea lo más motivante en la joven vida del bebé levantado antes que el sol. Pero ni él ni la madre tienen otra alternativa.

La penumbra del mercado y el silencio de la falta de compradores, en una hora intermedia entre la activa mañana y el somnolente mediodía, no encontraron mejor víctima que un niño levantado antes de tiempo.

Es la misma víctima de un tinglado socioeconómico que no le garantizará mejores sueños que los que en esos momentos del dormir entre víveres desfilan por su imaginación en libertad. Un niño dormido entre viandas es como un pueblo dormido en medio de una isla que más rica en recursos no puede ser, pero cuya organización socioeconómica no le permite ir más allá de sus sueños de desarrollo.

El pueblo dominicano no es más que un niño dormido como una batata, en medio de un mercado de viandas cuyos precios no entran en sus sueños, y cuya realidad como pueblo está determinada por el delirio de liderazgo de gente sin sueños, pero dispuesta a ser vianda de mercado… por unos dólares más.

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