Un viaje a la historia: Origen del carnaval dominicano

Un viaje a la historia: Origen del carnaval dominicano

Un viaje a la historia: Origen del carnaval dominicano

La celebración anual del carnaval de la República Dominicana, es un evento lleno de color, música y alegría característico del pueblo dominicano, que suele cautivar tanto a los visitantes de la isla, como a sus residentes. Con sus llamativos disfraces y su personaje estrella, los populares “diablos cojuelos”, las calles del país se tiñen de colores vibrantes y una energía electrizante en una celebración que representa la diversidad y riqueza cultural del país.

El carnaval es una de las celebraciones más auténticas de la cultura popular dominicana, que por lo general tiene lugar cada año antes de la Semana Santa. Se trata de un festejo ancestral que consiste en una fiesta de mascaradas, comparsas, bailes, entre otras expresiones culturales.

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Diablos Cojuelos.

Esta festividad es celebrada en Santo Domingo desde aproximadamente mediados del siglo XIX, y se encuentra asociada a otras efemérides patrias como lo son la Independencia Nacional y la Restauración de la República.

El carnaval es una festividad de origen pagano que se encuentra vinculada a actividades de origen artístico-religiosas que se realizan tres días antes de que se inicie la cuaresma, periodo donde es tradición hacer penitencia de ayuno y abstenerse de comer carne roja, según las creencias de la iglesia. De ahí el origen de las palabras “carnaval” o “carnestolendas”, pues según el Diccionario de Lengua Española, deriva del latín “carne levare” que significa, abandonar o suprimir la carne.

La propagación y popularización de las costumbres y manifestaciones carnavalescas por toda Europa, le pertenece al Imperio romano, sin embargo, fueron los descubridores y conquistadores españoles quienes introdujeron durante el siglo XIX, en el llamado “nuevo mundo” las tradiciones y practicas carnestolendas, con actividades como los shows de fuegos artificiales, la quema del judas, carreras de caballos, torneos o juegos, representaciones de enfrentamientos de dos bandos de moros y cristianos, entre otros.

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Primer Carnaval del América.

No fue hasta 1520 cuando en La Vega Vieja se llevó a cabo una fiesta, que algunos historiadores consideran fue el primer carnaval de América. En el caso del sociólogo e investigador Dagoberto Tejeda, este afirma que se han realizado fiestas de carnaval en la isla desde que ocurrió su colonización, haciendo representación de personajes típicos de la corona española, hasta que poco a poco aquella tradición fue adquiriendo un matiz criollo.

El carnaval dominicano, conforme el paso el tiempo, ha ido cambiando y enriqueciéndose, gracias al compromiso de algunos personajes y de manifestaciones artísticas de origen criollo. Por ejemplo, a lo largo de los siglos XVII y XVIII, la celebración adquirió muy poco desarrollo, debido a las limitaciones materiales y espirituales del colectivo, mas no desapareció del todo.

Más adelante, durante la ocupación haitiana que abarco desde 1822 hasta 1844, el carnaval popular fue prohibido. Durante 1844, una vez proclamada la Independencia Dominicana, tampoco se pudo expresar la tradición a plenitud, pues el colectivo con el fin de preservar la independencia, se vio en la obligación de dedicar casi todas sus energías a la guerra dominico-haitiana por los próximos 17 años.

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No es hasta 1848, cundo mediante un decreto presidencial se estableció el candelario oficial de días festivos y religiosos de la república, uniendo así la festividad del carnaval con las efemérides patrias. Independientemente de esto, no fue hasta superada la Guerra Restauradora, cuando la tradición resurgió con mayor fuerza, pero la felicidad duró poco, pues la celebración se vio eclipsada una vez más durante la primera ocupación militar norteamericana, desde 1916 hasta 1924, la cual prohibió las actividades del carnaval.

Durante la Dictadura de Trujillo, curiosamente fueron retomadas las actividades carnavalescas, aunque para la época contaba con ciertas restricciones sociales, en donde la elite celebraba en exclusivos centro de recreo, mientras que en las calles el pueblo realizaba otro.

Es durante la década de los 80 cuando finalmente se produjo el verdadero florecimiento del carnaval a nivel nacional, gracias a la iniciativa de diversos grupos de investigadores y gestores culturales, quienes lograron el respaldo de algunas instituciones del gobierno y el patrocinio del sector empresarial privado, que hicieron posible la institucionalización anual del carnaval en cada provincia.

En la actualidad es llevado a cabo en todos los pueblos del país y representa una de las expresiones más impactantes y originales de la cultura criolla. A través de los distintos personajes representados en los desfiles, el pueblo representa su auténtica esencia cultural por medio de la representación simbólica de las diferentes etnias que constituyen la sustancia del ser nacional, la indígena, la hispana y la africana.

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Personajes del carnaval dominicano.

En cada provincia de la República Dominicana, el carnaval posee características propias, que van desde el maravilloso colorido de los trajes, así como la variedad de personajes representados, dentro los cuales se encuentran los diablos cojuelos, los roba la gallina, el califé, los papeluses de Cotuí, los “pintaos” de Barahona, las cachuas de Cabral, los macaraos de Bonao, los taimáscaros de Puerto Plata, lo lechones de Santiago, los judas de Navarrete, la muerte en yipe y los “se me muere Rebeca”, que no son más que fruto de la imaginación y creatividad dominicana, que hacen del carnaval una de las expresiones más auténticas y culturales de la región del Caribe.

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