Un viaje al universo  creativo de Isabel Allende

Un viaje al universo  creativo de Isabel Allende

Alcalá de Henares. España. El auditorio del Teatro Salón Cervantes estaba impregnado de la misma magia que hay en cada uno de sus libros. Emoción, expectativas y evidente orgullo por estar ahí, salían del corazón de los 500 cuerpos presentes y se paseaban como  sentimientos vivos por cada rincón. El éxtasis era su dueño absoluto, porque ellos y sólo ellos eran los elegidos en tiempo y espacio para sostener este encuentro cara a cara con la famosísima escritora chilena Isabel Allende.

Puntual, como es costumbre “de este lado del charco”, apareció ella. Una mujer menuda y de años marcados. Un vestido malva (que le recomendó su mamá) y unas zapatillas perladas pasaban cuasi inadvertidos. Su  aura era tan fuerte y brillante que de inmediato opacó su propio atuendo y abarcó todo el salón. ¡Lluvia de aplausos! Luego silencio, y del silencio emanó una voz, más dulce y tímida que la de sus escritos, pero igual de conquistadora. Una voz que nos invitó a viajar por sus vivencias, sus musas, su historia, es decir: sus libros.

De “mentirosa” a  escritora.   ¿Cómo descubrió su don de escritora? Es la pregunta que todos nos hacíamos. Isabel leyó nuestras mentes e inició el conversatorio explicando que comenzó a escribir sin un plan. Lo que era en principio una simple carta para su abuelo moribundo, se convirtió en su primer libro: “La casa de los espíritus”, una obra en la que da señas de sus dos grandes virtudes: creatividad e imaginación.

Sin embargo, tuvo que pagar un precio por esos dones. De pequeña escribía cuentos y sus abuelos la castigaban por mentirosa. Cuando creció se hizo periodista, pero Pablo Neruda sospechaba que se  inventaba las noticias, por lo que le recomendó la literatura. ¿Y qué decir de su familia? Ante su capacidad “inventiva”,  su hijo Nicolás ha optado por sólo creer la mitad de lo que ella dice, mientras que su nieta la acusa de recordar lo que nunca pasó. 

¡Pero cosas de la vida! Isabel nos contó que hoy día, que es reconocida como escritora y se gana la vida con “mentiras”, todos la respetan pues resulta que ahora en vez de mentirosa es narradora.  La escritora sonrió y  todos reímos con ella.

¿Su musa? ¡La vida! Está en sus propias experiencias, en las de sus familiares y personas cercanas, seres que según su circunstancias son héroes o crueles.  Allí encuentra Isabel la inspiración. De esta manera cada libro suyo es un viaje al amor y a  la memoria. “Escribo sobre el amor y la crueldad, víctimas y victimarios, pero sobre todo escribo sobre lo que me importa y no puedo escribir sobre lo que no me conmueve”, sentenció  al mismo tiempo que advirtió: “Yo no sirvo para escribir de romances, thrillers o vaqueros”.

¿Cómo empieza y termina un libro?: “Cada libro comienza con una semilla en la barriga, puede ser un recuerdo o un dolor, mas nunca sé cómo terminará”, dijo  la escritora.

Su lado místico.   Para Isabel, el proceso de la escritura es todo  un “ritual”, un viaje iniciático que “por autodisciplina” siempre comienza, llueve, truene o ventee,  el 8 de enero a las 8:00 de la mañana. A partir de ahí  entra en una especie de trance. Se encierra en ella misma y durante varios meses escribe entre 12 y 16  horas diarias, porque como ella misma dice, en su universo creativo: “Cada libro es un viaje  a los sitios oscuros del alma, donde viven ciertos monstruos o crecen plantas opulentas”.

¿Y el amor? ¡En 11 minutos! Además de misterios, figuras místicas y dictaduras, en el universo creativo de Allende también tiene cabida el amor. Tras confesar algunas locuras cometidas en su nombre, como abandonar a su esposo por un amante, dijo que este sentimiento es una fuerza central de su vida y su escritura. En este tenor confiesa seguir enamorada de su esposo Willie Gordon, con quien lleva 23 años de casada, sin embargo se quejó: “A  él con 11 minutos le basta para hacerme el amor”, el público pagó semejante confesión con aplausos y carcajadas.

Isabel prosiguió y regaló un consejo a los valientes hombres del público, que ignoraron a los críticos literarios que le acusan de escribir sólo para mujeres. A modo de revelación dijo: “El punto G femenino no está abajo, sino en el oído”. Ante la sorpresa del público agregó: Las palabras y los susurros son los que logran enamorar a una mujer. Nadie se sonrojó. ¡Estamos en Europa! Y alguiten del público exclamó: ¡Habrá que creerte Isabel, porque después de todo mucho sabes tú, tanto de amor, como de sombras! Risas de fondo y bajó el telón con la promesa de un público que dijo la haría  a retornar a tierra alcalaína para  recoger el Premio Cervantes, de Letra  y Literatura, ese con el que Isabel tanto sueña y que sin dudas merece.

La frase

Isabel Allende

La literatura nos acerca a la verdad, así esté llene de mentiras. Un ejemplo es ‘La fiesta del chivo’, de Mario Vargas Llosa”.

Zoom

Y el mayor fanático es…

El auditorio del Teatro Salón Cervantes estaba lleno de fanáticos, pero sin duda el premio al mejor se lo llevó  Ale “el bisawelete”, como él mismo pidió ser llamado. Se trató de un señor de 80 años,  fiel admirador y lector de Isabell Allende, que acude a verla desde su  hermoso pueblo llamado Plasencia a cualquier lugar de España que venga la escritora chilena. En esta ocasión viajó con una maleta llena de libros para que fuesen autografiados por Isabel, además de los que ya le habían firmado en otros encuentros, y un álbum de  fotos junto con la escritora. Algo más curioso es que en los coloquios donde ha conocido alguna persona que muestre admiración por Isabel Allende, toma sus datos y luego le envía por correo tradicional un hermoso trébol insertado en una mágica carta.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas