Un volcán, Patrimonio de la Humanidad

Un volcán, Patrimonio de la Humanidad

El Teide, la montaña emblemática de las Islas Canarias (España), ha sido declarada  Patrimonio de la Humanidad, un reconocimiento que los canarios esperaban  para este Parque Nacional

El Teide es un pequeño paraíso de múltiples paisajes que se transforman a lo largo de las laderas que ascienden hasta sus altísimos cráteres, de los que bullen constantes nubes de azufre incandescente que se esparcen por el aire para recordar a sus habitantes que su corazón sigue latiendo.

El Teide fue declarado Parque Nacional en 1954 para proteger el impresionante paisaje de alto valor ecológico que alberga. La superficie del Parque Nacional del Teide  se reparte entre los municipios de Guía de Isora, Icod de los Vinos, La Orotava y Santiago del Teide, con una extensión total de 13.571 hectáreas en las que el Pico del Teide es la cota, el techo de España, con sus 3.718 metros sobre el nivel del mar y unos 7.000 m. sobre el lecho marino.

El volcán está situado en la isla de Tenerife, una de las siete que constituyen el archipiélago canario (España).

FAUNA Y FLORA VARIADAS

Se trata de una formación volcánica que se erige sobre una antigua y gigantesca depresión calderiforme, configurada por dos semicalderas, separadas entre sí por los Roques de García. Sus alrededores conforman uno de los paisajes más bellos del país, salpicado de colores y una orografía volcánica que dibuja caprichosas formas. Además, posee una rica fauna y flora de una gran diversidad debido a las duras condiciones climáticas a las que se tienen que adaptar. Todo el Parque está situado a una altitud superior a los 2.000 metros, con muy baja humedad relativa, alto grado de insolación y fuertes oscilaciones de las temperaturas. Las aves son el grupo de animales más representativo de la isla y entre ellas se encuentran el cernícalo que anida en el Parque. El pinzón azul del Teide que, aunque vive en los pinares de las laderas de la montaña, se le puede ver con frecuencia en Las Cañadas. El alcaudón, el típico canario. La paloma bravía  y la tórtola son los dos únicos colúmbidos que se encuentran en la zona.

Entre los reptiles sólo uno sobrevive en el Parque, el lagarto tizón que puede llegar a medir hasta 30 centímetros de longitud y se ha adaptado tanto a las Cañadas como a las cotas más altas del Parque. Algunas especies de murciélagos y el erizo moruno son los únicos mamíferos autóctonos junto con el conejo, ratón de campo, rata, muflón y perros asilvestrados y gatos, todos ellos introducidos por el hombre.

Los insectos son el grupo más variado e importante entre los animales de la zona. Se calcula que llegan a sumar hasta unas 400 especies las que viven en Las Cañadas, la mayor parte de ellas endémicas y de gran valor científico. Aunque la mayor parte de las veces pasan desapercibidos para los turistas, es en la primavera cuando se dejan ver con más profusión.

DIVERSIDAD

La original diversidad de plantas que ha tenido que adaptarse a las duras condiciones climatológicas de la zona fue una de las causas por las que fuera declarado Parque Nacional. A medida que se asciende por las laderas de la montaña se puede ir observando cómo las especies vegetales adquieren distintas formas y colores que son propias de las diversas temperaturas y condiciones climatológicas que posee el Teide. La altura va condicionando el tamaño de las plantas, que en sus mayores cotas se reduce, al mismo tiempo que se extienden hacia los lados como consecuencia de la constante presencia de los vientos.

El 22 por ciento de sus especies son endémicas  y se encuentran amenazadas, mientras que el 15 por ciento de las autóctonas se encuentran en peligro de extinción. Entre las más características se cuentan la retama que es la que más abunda. El tajinaste rojo puede alcanzar los tres metros de altura y en primavera se cubre de curiosas flores rojas. El alhelí y la margarita del Teide , así como el aeonium y la sventenia son endémicos y muy apreciados. 

Sin embargo, en el Teide, cada época tiene su propia vegetación y su color, que transforma la imagen de la montaña, por lo que cada estación ofrece una inusitada imagen, desde una amplia gama de verdes, rojos y ocres que se conjugan jugando con las luces del límpido azul del cielo de la isla, hasta el blanco inmaculado que corona en invierno el volcán y que se desliza como mantos de espuma por sus laderas.

La reina de las flores es la delicada y frágil violeta del Teide que, ambiciosa, asciende hasta las más altas cotas. Aprovechando las aguas del deshielo se llega a instalar y florecer en las cumbres y en los Altos de Guajara, soportando condiciones realmente extremas. Pero es precisamente esta rareza de encontrar flores en un páramo frío y adverso para la vida, por lo que el turista se encuentra tentado de arrancarla para llevársela consigo, con las adversas consecuencias para su subsistencia.

EL TEIDE, LA DIOSA CANARIA

Tenerife es la isla mayor del archipiélago. Atravesada por una cordillera, en cuyo centro se encuentra el gigantesco cráter de las Cañadas del Teide, de unos 20 kilómetros de diámetro y a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, constituye un magnífico y bellísimo Parque Natural. Subir al Teide constituye una sobrecogedora experiencia. Para ello se ha de tomar un funicular y, a partir de que termina su recorrido, subir andando unos cuantos metros en un fatigoso paseo debido a la altura, que impide respirar con normalidad.

Además del Parque del Teide, declarado como Patrimonio de la Humanidad, la 31 reunión del Comité del Patrimonio Mundial ha inscrito en las listas de la UNESCO otro lugar natural, uno mixto y ocho culturales, además de añadir la ciudad arqueológica iraquí de Samarra al grupo de sitios en peligro.

Han pasado a engrosar la Lista de Patrimonio Mundial Cultural: el Paisaje de Richtersveld (Sudáfrica), Twyfelfontein (Namibia), que conserva «una de las mayores concentraciones de petroglifos de todo el continente africano», según la UNESCO. Diaolou y aldeas de Kaiping (China), que «son casas fortificadas de varios pisos construidas en su mayor parte en las décadas de 1920 y 1930 y constituyen un ejemplo de fusión compleja y brillante de las formas estructurales y decorativas de China».

Samarra (Irak) ha sido inscrita simultáneamente en la Lista de Patrimonio Mundial en Peligro. Las minas de plata y el paisaje de Iwami (Japón); las fortalezas partas de Nisa (Turkmenistán); la Casa de la Ópera de Sydney (Australia), y el conjunto del Fuerte Rojo (India).

El Parque Nacional del Teide (España) y los Bosques de los Cárpatos (Eslovaquia y Ucrania) entraron en la Lista del Patrimonio Mundial de sitios naturales. El ecosistema y paisaje cultura arcaico de Lopé-Okanda (Gabón) se incorporó en la categoría mixta, que incluye a los lugares de relevancia cultural y natural.
EFE/Reportajes

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