Contra el historial de batallas exitosas de las vacunas contra enfermedades que la humanidad ha librado, y de espaldas a las autorizadas opiniones certificadoras de la seguridad y efectividad de los inmunizadores ya disponibles, aparece un segmento poblacional oponiéndose a recibirlas.
Su ilógica negación individual va contra la conveniencia de detener la propagación del virus con un efecto masivo de prevención. A menos personas exceptuadas de la medicación protectora, mejor rumbo hacia la normalización del país.
Preocupa la ignorancia que motoriza fobias y niega solidaridad hacia los demás. A quienes se eximen se les permite tomar decisión por sí mismos, pero con evidente riesgo al resto de la población.
La resistencia de quienes en encuestas figuran numéricamente importantes convierte en urgencia desplegar una campaña de mensajes para reafirmar comunitariamente que la vacunación es la única opción para las naciones, hoy de rodillas por el virus SARS-CoV-2, para incorporarse a múltiples actividades sin miedo a enfermar o morir. De un lado está el derecho personal a medicarse o no, y de otro está lo más importante, pues mantenerse sin motivos válidos en capacidad de transmitir la infección pone en peligro al prójimo. Por decisión administrativa debería requerirse estar vacunado para ocupar lugares en centros laborales y de servicios de mucho contacto con el público.
Otra aversión de poco sentido
El prechequeo en un aeropuerto por representantes estadounidenses a viajeros que partan desde el territorio nacional hacia Estados Unidos no debería ser visto excesivamente como contrario a la soberanía nacional. Lo sería también cualquier función consular foránea mucho más decisiva para pisar otros suelos. En cambio, simplifica y agiliza trámites a todo el que de aquí salga hacia el más importante destino de dominicanos de toda clase social y de retorno al origen del hoy mayor flujo turístico.
Además, la interacción convenida con EUA es imprescindible para la entrada de productos locales al vecino mercado. Cada vez que se certifica que vegetales locales no transmiten plagas y que una diversidad de artículos pecuarios califican para consumo en ese principal socio nuestro, República Dominicana valida su comercio exterior.