Una academia en el verano

Una academia en el verano

POR MU-KIEN ADRIANA SANG
El único modo de erigir un poder común capaz de defenderlos de la invasión extranjera y las injurias de unos a otros…es conferir su poder y fuerza a un hombre o a una asamblea de hombres, que pueda reducir todas sus voluntades, por pluralidad de voces, a una voluntad.

Lo cual equivale a elegir un hombre, o asamblea de hombres, que represente su persona; y cada uno poseer y reconocerse a si mismo como autor de aquello que pueda hacer o provocar quien así representa a su persona, en aquellas cosas que conciernen a la paz y la seguridad común, y someter así sus voluntades, una a una, a su voluntad, y sus juicios a su juicio. Esto es más que consentimiento o concordia; es una verdadera unidad de todos ellos en una e idéntica persona hecha por pacto de cada hombre con cada hombre… Hecho esto, la multitud así unida en una persona se llama República, en latín CIVITAS. Esta es la generación de ese gran Leviatán o más bien de ese Dios Mortal a quien debemos, bajo el Dios Inmortal, nuestra paz y defensa… Thomas Hobbes, Leviatán.

El Leviatán es un mito, la transposición de una argumentación abstracta al mundo de la imaginación. Oakes Hott.

No se si estaba influenciada por lecturas equivocadas, o por intelectuales franceses que rechazaban y criticaban duramente la propuesta teórica de Hobbes. El Absolutismo Monárquico proponía la supremacía del Soberano como garantía de la paz. La vocación autodestructiva de los seres humanos, les obligaba a pactar y ceder su libertad en procura de paz y seguridad. Lo cierto es que nunca me simpatizó, y mientras más leía el Leviatán, mayor era mi rechazo intelectual. Evidentemente que esa opinión la externaba a mis estudiantes.

El día que el profesor Harris empezó a hablar de Hobbes. Inició graciosamente diciendo: «Hoy estoy totalmente de acuerdo con Hobbes, mañana no lo sé». Y al decir esto comprendí que su estrategia pedagógica: exponer, sin expresar sus propias convicciones ni críticas, el pensamiento de ese gran pensador. Durante los días que trabajamos a Aristóteles, el Profesor Harris era el más aristotélico de todos. Finalizado ese punto, se asumió como Hobbesbiano. Muy interesante método, aprendí algo nuevo. Es mejor que tus estudiantes lleguen a sus propias conclusiones sin el peso de la influencia del profesor. Creo que a partir de ahora trataré de imitar al profesor Harris. Una vez más demostró su capacidad intelectual y su dominio del tema.

Para Hobbes, el mundo heredado no era bueno. Para Aristóteles, los seres humanos eran, por naturaleza, sociales. La sociedad política, que era un hecho natural, estaba conformada por ciudadanos. Para Hobbes, por el contrario, esas ideas eran absurdas. A su juicio la naturaleza no había puesto el instinto de sociabilidad. La búsqueda de la compañía se hacía y se hace, según Hobbes, por puro interés o necesidad, y por tanto, la sociedad política es el fruto artificial de un pacto voluntario y de un cálculo interesado. Hobbes plantea sobre el contrato una soberanía absoluta e indivisible. Señala el intelectual inglés, que por un solo y mismo acto los seres humanos se constituyen en sociedad política y se someten de forma voluntaria, a un soberano.

¿Por qué esta renuncia? Plantea Hobbes que para que reine la paz se impone el abandono del derecho natural absoluto sobre todas las cosas. Con esta renuncia cada persona se despoja voluntariamente de su libertad de juicio sobre el bien y el mal, sobre lo justo y lo injusto. Con su renuncia pacta y se compromete a tener por bueno y justo lo que ordene el soberano, ya que todo lo que él hace se considera que lo hacen ellos mismos. Quejarse del Soberano es quejarse de uno mismo. El absolutismo de la soberanía en Hobbes implica su indivisibilidad, dividir el poder significa disolverlo.

El derecho para Hobbes solo tiene una fuente: el poder. La ley se aplica para los súbditos, el soberano no está sujeto a las leyes que él ha promulgado. Pero, ojo con esta afirmación, Hobbes aclara, el poder absoluto del Soberano no es arbitrario.

¿Qué se recibe a cambio de esa renuncia voluntaria? El Soberano tiene deberes con sus súbditos. Debe proveer la seguridad. Lo súbditos podrán disfrutar de lo que Hobbes llama la inocente libertad o «la ausencia de impedimento exterior a nuestros deseos». El súbdito, según Hobbes tiene la libertad de actuar en todo aquello que las leyes no impidan. Por otro lado, dice Hobbes, el Soberano debe garantizar además de la seguridad, la igualdad ante la ley y ante los cargos públicos, la instrucción y la educación.

Escuchábamos con disfrute al profesor que se había convertido en la voz de Hobbes. En las sesiones de preguntas, llovieron las inquietudes por parte de los participantes. Las respuestas del profesor generaron nuevas discusiones. Creo que todos aprendimos.

Se nos anunció ese día que la semana siguiente habría un examen escrito. Debíamos trabajar con profundidad las ideas de un autor. Me preocupé con la asignación. Pero no expresé nada. Al finalizar el tema de Hobbes, llegaríamos a John Locke. Me encantó la idea de saber un poco más sobre ese gran intelectual inglés.

Reflexioné sobre la incidencia de Hobbes en el Constitucionalismo occidental, especialmente el norteamericano. Había aprendido unas lecciones. La teoría política tiene valor en sí misma porque es el producto de la creación humana. Hobbes, el padre del Absolutismo Monárquico, prefiguró un nuevo mundo de paz y orden bajo el manto protector del Soberano, pero ayudó a la Inglaterra de su época, e inspiró a los revolucionarios norteamericanos que se lanzaron a luchar por su independencia. Y la más importante para mí como docente, enseñar lo más objetivamente posible es la clave para ofrecerle la oportunidad a los jóvenes de pensar con cabeza propia.

Hasta la próxima.

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