El pueblo de Israel estuvo, por cientos de años, cautivo de los egipcios, objeto de una opresión, jamás imaginada.
Sin embargo, a pesar de tanto maltrato, se multiplicaba y prosperaba, al extremo de que sus verdugos les temían.
Esto demuestra que nuestro bienestar y avance, está íntimamente ligado a la actitud que asumimos, frente a la vida.
Siempre llega el momento de la dificultad, de hecho, cada día trae sus propios problemas. ¿Estaremos fluctuando en nuestro ánimo, por la manera en que estén marchando las cosas?
Creo que debe ser todo lo contrario. Si, aun cuando las circunstancias no sean favorables, buscamos el propósito y recibimos la enseñanza, seremos librados de la queja, del mal humor, de la ira y de tantas conductas erradas, que nos amargan la existencia.
Estamos iniciando un nuevo año. Decidamos hacer las cosas diferentes. Indaguemos, a lo profundo de nuestros corazones, cuáles son esos sentimientos y pensamientos que nos conducen a ver todo de forma negativa y nos roban la esperanza, y renunciemos a ellos.
Cambiemos de mente, renovemos nuestro entendimiento y empecemos a ver nuestras vidas y sus circunstancias de la manera correcta.
El apóstol Pablo instó, encarecidamente, a que nos regocijáramos con todo. Esto solo se logra cuando nos sabemos hijos del Todopoderoso y entendemos que a los que le aman, todas las cosas operan para bien, conforme a Su propósito.
Este amor hace referencia, no a quienes de labios lo confiesan, pero sus corazones están lejos de Él, sino a quienes obedecen Su instrucción.
Ante las diversas situaciones de la vida, seamos fuertes y valientes, encomendemos al Altísimo nuestro camino, pidámosle sabiduría para actuar, sigamos hacia delante, venciendo los obstáculos, en el poder de Su fuerza, y tendremos un año 2019 con grandes satisfacciones.