Judith Rodríguez nunca se imaginó que el personaje de Hamlet la perseguiría a lo largo de su carrera. Con el famoso monólogo del “ser o no ser” de esta clásica obra audicionó, aún cuando eso no estaba en sus planes, por primera vez en el teatro. Trece años después de su debut en las tablas asumió el reto de personificarlo. Encarnó este mítico y complejo personaje creado por William Shakespeare porque es una actriz que gusta de asumir los retos que le depara su carrera.
“Honestamente, yo tuve un gran peso sobre mis hombros al caracterizar este rol. En mi país yo respeto la figura femenina en la labor teatral y por eso entiendo que cada paso que damos en este oficio debe valer, debe tener peso y debe dejar huellas. Aunque a veces es difícil cuando no nos dan esa oportunidad y no nos dan personajes que tengan garras”, explica la joven.
Judith asegura que se sorprendió muchísimo cuando supo que iba a ser la primera mujer dominicana que personificaría a un personaje tan emblemático.
La actriz, quien en esta puesta escena fue dirigida por el boliviano Diego Aramburo, dijo que fue un honor trabajar con él y lo definió como “un genio” de la creación.
“Esta fue una puesta en escena súper contemporánea y muy arriesgada. Con este personaje se jugó mucho con lo andrógeno, en donde el hombre y la mujer se mezclaron y tú no sabías lo que estaba pasando en ese ente”, señala e indica que sería interesante poder hacer una gira internacional con esta obra.
Cambios. Para dar vida a este rol, Judith, quien es sobreviviente de cáncer, se sometió a varias transformaciones. Se dio un corte a lo “garçon”, pasó de morena a rubia e incluso bajó de peso. “Verme así me hizo recordar ‘cositas’, pero yo entendía que ahí comenzaba mi compromiso total con esto y luego solté ese miedo. Fue un sacrificio muy grande en todo el sentido de la palabra. Fue un proceso doloroso por todos esos químicos y riesgoso para mí por una cuestión de salud, porque esos son procesos invasivos”, explica y de inmediato señala que tenía que hacerlo porque este Hamlet marca un antes y un después.
¿Eres una actriz extrema?, le preguntamos. “Jajaja, yo no sé. La vida me ha llevado a eso. Este cambio me chocó mucho, casi no me conozco. A la gente que me conoce les ha parecido muy bueno”, indica.
Su reto. Judith tiene muchos desafíos. Cuando está en el escenario aspira a hacer sentir a la audiencia grandes emociones, que no salgan indiferentes.
Carrera. Judith señala que su carrera no inició en el teatro. A los cinco años empezó a estudiar danza… Y comenzó sus amoríos con el arte.
“Yo quería dedicarme a la danza y el canto, pero en ese momento no se podía en Endanza; luego me dijeron: ‘Estamos haciendo audiciones para el teatro’. Y yo dije que no quería eso, pero al final bajé e hice una audición de ‘ser o no ser’ de Hamlet y luego me llamaron. Este personaje me persiguió. Cuando hice este monólogo me aplaudieron de pie”, recuerda de sus inicios en el teatro. María Castillo fue quien le dio su primera oportunidad en “Los hijos del Fénix”.