Una agenda muy compleja

Una agenda muy compleja

BIENVENIDO ALVAREZ-VEGA
El Presidente Leonel Fernández necesitará, si quiere salir airoso de la crítica situación en que se encuentra el país,  emplearse a fondo para conseguir que la sociedad supere los principales problemas que le han caído encima y que hoy amenazan su futuro inmediato. El rosario de problemas y dificultades no es pequeño. Por años y años la República Dominicana ha ido acumulando desafíos a los cuales los liderazgos políticos y los dirigentes gubernamentales no han querido enfrentar. Y no lo han hecho porque siempre, absolutamente siempre, han puesto en primer lugar sus intereses políticos y los de su partido.

Tampoco ha habido una sociedad suficientemente concientizada para reclamar a esos liderazgos un cambio profundo de actitud y, en consecuencia, una manera diferente de gobernar. Igualmente, hemos carecido de un sector empresarial con suficiente visión económica para entender que una población bien alimentada, con servicios sociales bien servidos, con ingresos adecuados, educada y en salud, es una población con mayores exigencias de su calidad de vida y con mayor capacidad de consumo. Como no ha habido nada de esto, el liderazgo político se ha conducido según sus luces y éstas, obviamente, no han sido suficientes para que la República Dominicana fuera hoy por lo menos una sociedad promedio en América Latina y el Caribe.  Pero hay indicios suficientemente claros que nos indican que ya no es posible continuar por este camino, so pena de que en pocos años nos veamos envueltos en una crisis que haga más difícil la búsqueda de soluciones.

 Decíamos que el Presidente Fernández enfrenta un rosario de problemas sin precedentes. Para cualquier lado que miremos, tropezamos con las dificultades, con los escollos, con los obstáculos. Están por doquier y sus dimensiones son grandes, lo que no permite encontrar soluciones fáciles. Recordemos, solo a modo de ilustración, las dimensiones y complejidad de la crisis eléctrica; las dimensiones y complejidad de la dramática pobreza urbana y rural; el caótico y deficiente sistema de salud; las acrecencias de la escuela dominicana, la falta de aulas y materiales docentes, la pobreza de la enseñanza, los pobres salarios de los maestros, la deserción y repetición escolares y las pocas horas de clases que se imparten; la complejidad del tema de la preservación del medio ambiente; la engorrosa cuestión de la inmigración haitiana; el crecimiento desbordante de las zonas urbanas, con el consiguiente hacinamiento; la delincuencia, cada vez más asociada al tráfico y consumo de estupefacientes; la indetenible corrupción administrativa; la falta de control en los costos de producción de los productos de consumo humano, lo que permite una práctica comercial abusiva y rentista; la ausencia de una definida ética del trabajo y una ética de la responsabilidad personal, vacíos que explican muchos actos deleznables que ocurren en la sociedad dominicana; la crisis de visión del sistema político; la debilidad institucional; la sobredimensiòn de la burocracia pública; el pobre entrenamiento tecnológico; la ineficiencia inveterada del sector empresarial; la ausencia de un adecuado establecimiento de justicia; la existencia de una Policía no solo con una formación pobre, sino con altos niveles de corrupción, etcétera.

Una agenda así es una sobrecarga para el más hábil, el más trabajador y el más dispuesto de los gobernantes. Reclama de mucha disponibilidad de tiempo, de un discernimiento claro para distinguir entre la paja y el grano, de inteligencia para, como decía Salomón en su petición a Dios, distinguir entre el bien y el mal, entre lo útil y lo inútil, entre lo importante y lo urgente. Reclama del gobernante, además, capacidad para dirigir con eficiencia los procesos de toma de decisiones y, al final, adoptar las más factibles y mejores medidas. El Presidente Fernández tiene ante sí, como vemos, un reto extraordinario, tan grande como el más grande que haya tenido jefe de Estado alguno en los años post Trujillo.  No puede el Presidente, por lo tanto, omitir esfuerzos, rechazar colaboraciones, despreciar la oposición ni encerrarse en una única visión cuando de buscar salidas a estas complejidades se trate.

bavegado@yahoo.com

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