La semana pasada la Selección Nacional de Baloncesto sostuvo un partido de las ventanas clasificatorias al AmeriCup con el combinado de Islas Vírgenes estadounidenses en San Juan, Puerto Rico, sirviendo de escenario el mítico coliseo Roberto Clemente.
Dicho encuentro marcó el debut con el equipo nacional de Michael Torres Cuevas, nacido en Barcelona, España, de padres dominicanos y a decir verdad el muchacho nos dejó a todos perplejos.
Viniendo de la banca el armador suplente del Betis de Sevilla se fue con 19 puntos, 11 asistencias y 9 rebotes y se quedó apenas a un tablero de convertirse en el primer dominicano en hacer un triple doble con la casaca de la Selección Nacional…y me voy más lejos, solo Luis Felipe López en 1993 tuvo una primera impresión similar a este joven.
En aquel enfrentamiento ante Estados Unidos en la Copa de las Américas que era clasificatoria al Mundial del año siguiente en las ciudades canadienses Toronto y Hamilton, el nativo del Ensanche Libertad de Santiago terminó con 28 puntos, 5 rebotes y 3 asistencias tirando de 18-10 de campo (7-4 3pts) en 29 minutos en que estuvo en el tabloncillo.
Torres es una grata adquisición para la Selección Nacional y FEDOMBAL, que luego de un largo tiempo teniendo problemas en la posición de base o armador, en los últimos dos años a puesto en cancha un par de ejemplares que nos hacen soñar, primero Gelvis Solano en el Mundial de China 2019 y ahora Mike que lució maduro, con gran visión periférica, velocidad…y un instinto para pasar la esfera poco usual en jugadores caribeños.
Algunos se fueron con el amague de que solo promediaba 2 ppj en la ACB española y antes de scoutear de una manera seria, honesta y objetiva pusieron en duda su talento, capacidad y hasta llegaron a cuestionar sus «méritos» para estar en la convocatoria. Sí, esos mismos que tienen décadas buscando la quinta pata al gato.