Una alianza por la agropecuaria

Una alianza por la agropecuaria

El Presidente Danilo Medina ha acuñado un estilo exitoso y muy personal de atención a la producción agropecuaria. Las visitas sorpresa al campo y el contacto con los productores están arrojando resultados palpables en volúmenes de producción, diversidad, empleo y, fundamentalmente, acceso del productor a las fuentes de crédito y tecnología que les están permitiendo impulsar producción y transformación de renglones por medio de pequeñas industrias que los convierten en exportables.

En un discurso reciente, el licenciado Pedro Brache, presidente del Consejo de Directores de la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), propuso que el sector agropecuario privado y el Gobierno suscriban lo que definió como “Pacto por el Desarrollo Agropecuario y Rural” que institucionalice y garantice la continuidad de estas políticas públicas exitosas. Propone crear una mesa agropecuaria de alto nivel, encargada de dar seguimiento a los objetivos.

Sin duda, impulsar la producción agropecuaria y su industrialización es la fórmula más factible para lograr el desarrollo integral de nuestro país y la continuidad de las políticas públicas que favorezcan este objetivo será siempre la herramienta más adecuada. El acuerdo propuesto es de gran valor estratégico, en un país que ha cargado con el defecto de tener poca tradición en materia de de continuidad del Estado.

PLAN ANTIDROGAS INCOMPLETO

Una estrategia antidrogas que no preste la atención necesaria a los estragos familiares y sociales que ocasiona el consumo, es un esfuerzo de pobres méritos. Para un país como el nuestro, con un consumo creciente de drogas, el hecho de tener únicamente un centro estatal de rehabilitación de adictos es una desatención muy grave a un problema de salud pública bastante serio. Esta insuficiencia motiva una queja del presidente del Consejo Nacional de Drogas, doctor Fidias Federico Aristy, quien demanda que el Estado diseñe políticas públicas en materia de prevención y tratamiento de los adictos.

El consumo de drogas deteriora la salud física y mental, y además induce al individuo a asumir conductas generalmente reñidas con las normas sociales. El Estado debe invertir mucho más para enfrentar esta parte del problema de las drogas, que tanto daño hace en el individuo, la familia y la sociedad.

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