El precio del barril de petróleo aumentó  diez dólares en apenas un día, durante el fin de semana. El ritmo de escalamiento del crudo es mucho más rápido que lo que puede resistir cualquier economía, particularmente la de países que deben importar crudo y refinados. Los efectos de estas alzas se sienten ya en los precios de los alimentos, los insumos agrícolas, las materias primas, los combustibles, la energía y los servicios. Las líneas aéreas han empezado a suspender rutas y a disminuir sus flotillas de aviones. Esto último tiene consecuencias terribles para el turismo, una de nuestras  principales fuentes de ingresos en divisas fuertes.

En las circunstancias actuales hay que pensar en medios para hacerle frente a los constreñimientos que están imponiendo las alzas petroleras. Hay que diseñar políticas efectivas de ahorro de combustibles y energía, pero a la vez mejorar nuestra capacidad de generar divisas fuertes, sobre todo en momentos en que el turismo está siendo severamente afectado por las decisiones de las líneas aéreas. Hay que planificar pensando en que las alzas petroleras no dan señales de que van a detenerse en lo inmediato y en que debemos compensar la baja de nuestros ingresos en divisas. De momento, la producción agrícola se perfila como una alternativa para exportación y para el mercado local. Los tiempos demandan buena planificación.

Ante un acto horrendo
El asesinato y desmembramiento de la niña Julissa Charles Bernardo, de cinco años de edad, cuyo cadáver fue encontrado en Perantuén, Arroyo Hondo II, es el segundo crimen de esas características cometido en la zona en menos de un mes. El 14 de mayo fue encontrado en La Puya el cuerpo descuartizado de la niña Jessica Castillo Urbán, de 10 años, quien había desaparecido días antes.

La secuencia de sucesos tan horrendos obliga a pensar en una mentalidad diabólica con inclinaciones sádicas y sin el menor respeto para la vida humana. Sucesos de esta naturaleza obligan a reclamar el máximo castigo para los autores. El estilo de los autores de estos crímenes obliga a pensar en prácticas de cultos rechazados por esta sociedad. Las autoridades tienen buenas pistas que de seguro les permitirán descubrir autores y cómplices. Se debe poner todo el esfuerzo por imponer el castigo más severo posible.