Una amenaza real

Una amenaza real

Las alzas constantes de los precios petroleros han pasado de ser un problema de mercado, de oferta y demanda, para convertirse en una amenaza que pone en riesgo la estabilidad en muchos países del mundo.

Al socavar las economías más débiles y reducir la capacidad de los gobiernos para hacerle frente a las necesidades de los ciudadanos, estas alzas pueden conducir a algunos países hacia la inestabilidad social y eventualmente a la descomposición del orden institucional.

Hay, pues, una amenaza real, tangible, que el Presidente Leonel Fernández ha captado desde su posición de jefe de un Estado que depende de las importaciones petroleras y que está padeciendo las fuertes presiones que las alzas ejercen sobre una economía que apenas empieza a recuperarse del descalabro.

Por eso es oportuno el llamado que hiciera desde el seno de la Organización de las Naciones Unidas, para que se adopte una actitud unificada cuyo propósito sea tratar de modificar el panorama sombrío que están delineando las alzas petroleras.

Desde el punto de vista nacional, las alzas petroleras y sus consecuencias amenazan con revertir algunos de los logros alcanzados en la tarea de recomponer la economía sobre la base del programa de ajustes acordados con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

–II–

De manera oportuna, el Presidente ha expuesto la necesidad de que los países importadores de petróleo asuman posturas unificadas ante la inestabilidad del mercado de hidrocarburos.

Deducimos que un elemento que justifica las preocupaciones es que las alzas petroleras no son únicamente el resultado de una presión de la demanda sobre la oferta.

Se ha dicho, por ejemplo, que el crecimiento inusitado de las economías de China e India ha incrementado sus demandas de hidrocarburos y que esto ha puesto en apuros la oferta.

Esa es una verdad, pero la otra parte de la presión sobre la oferta es la voracidad cada vez mayor de un mercado de compras a futuro por parte de corporaciones que están obteniendo grandes beneficios de las alzas estimuladas por los recortes de producción de los países exportadores de petróleo.

De manera que las alzas no obedecen solamente a las presiones de la demanda sobre la oferta, sino que hay asociados dos factores muy poderosos, uno de los cuales obedece a un manejo especulativo de la situación. Para empeorar las cosas, se ha sumado a esto el desastre provocado por el huracán Katrina en las plataformas petroleras del Golfo de México.

Las preocupaciones del Presidente Fernández por estas alzas y su llamado a que los países importadores asuman posiciones unificadas al respecto están, pues, más que justificadas y deberían merecer atención de organismos internacionales de la categoría de la ONU y la Organización de Estados Americanos (OEA).

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