Una amenaza vuelve a latir

Una amenaza vuelve a latir

Generar electricidad -diría Perogrullo- cuesta dinero; pero en República Dominicana, por vicio y cultura, da un trabajo enorme cobrarles a muchos de los que la reciben. El Estado es quien ha hecho medianamente funcional al sector emitiendo subsidios.  Se hace cargo, con el fruto de los impuestos que paga la  generalidad de ciudadanos, de reparar el daño que provocan a las finanzas del sistema el robo y el fraude. Esto como consecuencia en parte  de que las distribuidoras, todas estatales ya, solo han sido medianamente efectivas en reducir el consumo irregular, para lo cual -justo es decirlo- sigue haciendo falta el resuelto apoyo de la opinión pública impulsado por todos los medios de comunicación. Las consecuencias de esta distorsión no cesan de perjudicar al país.

Periódicamente, la imperfección estructural del mercado tiene críticas consecuencias. Sobre todo cuando el  Gobierno se extiende demasiado en demorar pagos a los generadores. En estos momentos, el frágil equilibrio entre los factores del suministro eléctrico, que la gente debería honrar con la misma diligencia con que  lo hace a las telefónicas y a los proveedores de otros bienes y servicios, tiende a romperse. Este país  pasa  por desastrosas rachas de apagones cada vez que la falta de dinero impide comprar los combustibles de las plantas. Parece inminente una nueva crisis de abastecimiento.  El Gobierno tiene la palabra.

“Amarillismo” que convendría

E l término que alude a pollitos y canarios suele usarse despectivamente para criticar las exageraciones y manipulaciones a que puede recurrir la prensa  a veces para hacerse sentir. Pero el amarillo es también mundialmente  un color de función orientadora en el área del transporte de pasajeros. Está considerado uno de los detalles distintivos del servicio organizado de taxis. El Ayuntamiento del Distrito Nacional y entidades del área, la banca y la importación, han iniciado un esfuerzo para que el amarillo se convierta en el único color que deban presentar    las unidades del transporte rentado individual que debe ser rápido,  seguro y a buen precio.

Aplaudimos el propósito. De viejo se ha aspirado a que el transporte público, colectivo o no, funcione con orden. Que se deje fuera a “piratas” y advenedizos sin una clara identificación, de la que debería formar parte un aspecto uniforme y una numeración confiable de los autos a disposición.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas