Una auspiciosa marcha

Una auspiciosa marcha

La marcha y posterior concentración de ayer frente al Congreso Nacional, arroja un balance globalmente positivo. Como toda acción política en la calle, debe ser valorada por su significado, por el mensaje que envía, quiénes participan en esa acción, el motivo que la convoca y el contexto en que se realiza.

Una rápida lectura de esos elementos nos indica que comienza a madurar la idea de que sólo con un esfuerzo unitario de todas las fuerzas políticas, sociales y comunitarias del país, que se manifieste en las calles, se puede enfrentar con éxitos un gobierno sostenido por partido autista, con fuerte vocación autoritaria y una muy interiorizada idea de que su dirección es la única depositaria de la razón, la única con capacidad de dirigir este país.

Se tiende a subestimar que el actual partido de gobierno se fundó y adiestró a su militancia con un sentido de la fe. La fe de que el partido es la fuente de toda razón, lo único perfecto; algunos se olvidan que generalmente quienes tienen idea de lo absoluto o de lo perfecto en términos políticos o religiosos terminan imponiéndole esa idea a los otros. En parte, eso explica que el vocero del Gobierno diga que nadie ha propuesto una alternativa al paquete de medidas impositivas que en gobierno ha enviado al Congreso para su aprobación.

Para ese vocero  y el Gobierno, nadie ha propuesto nada, ningún economista ni ninguna organización política, comunitaria o centro de acción ha dicho nada sobre cómo enfrentar la crisis fiscal. Eso es sólo concebible en un partido de gobierno que como el que tenemos, sus dirigentes se creen la materialización de la razón, de lo absoluto. Una concepción del poder como esa no puede ser derrotada sin la acción unitaria que privilegie las calles como escenario de lucha.

En tal sentido, la marcha de ayer de diversas organizaciones de la sociedad civil y de la sociedad política tomados de las manos y los brazos, puede ser el inicio de un proceso de resistencia unitaria para tumbarle el pulso a un gobierno que mantiene el control de todos los poderes del Estado y que se resiste a reconocer que los principales responsables del hoyo fiscal carecen de autoridad moral para pedirle a la población que pague la orgía de poder que lo provocó.

Quizás, la hora, el hecho que fue un día después de un fin de semana largo dificultó la convocatoria, determinando que la cantidad de personas no fuese la que algunos esperaban, pero lo más importante fue la calidad de la participación  en la acción y el espíritu unitario de muchos dirigentes de diversas organizaciones políticas allí presentes.

Ese significado permite apostar a un proceso de canalización del generalizado sentimiento de rechazo al paquetazo fiscal que se festina en el Congreso y que será convertido en Ley, ignorando el carácter orgánico o no que ésta tenga. Por eso, el paso de ayer tiene que ser continuado con otra convocatoria con mayores niveles de preparación, de integración política sin exclusiones, de  sistematización de las denuncias de los funcionarios corruptos y con sólidos expedientes para sostener la incriminación de estos.

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