Una buena amistad

Una buena amistad

La  empatía no es más que  la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de percibir el estado emocional del otro individuo, destacando por ser uno de los elementos claves que forman parte de la inteligencia emocional.

En este sentido es propicio indicar que  la mayoría de las diferencias existentes en el grado de empatía de nuestros hijos están relacionados de una manera directa con la educación que le damos nosotros; es decir, la educación que los padres proporcionan a sus hijos.

Si deseamos fomentar en ellos la empatía, existen algunos consejos y pautas fundamentales que nos pueden ayudar.

Por ejemplo, podemos ayudar a nuestro hijo a que sea consciente de las repercusiones provocadas por su conducta, al igual que es una opción positiva transmitirle que sabemos cómo se siente, que podemos y que, en definitiva, queremos compartir sus sentimientos.

Si nos pregunta qué nos pasa, podemos explicarle lo que sentimos en ese momento, adecuando la explicación, claro está, a la edad que tenga nuestro hijo.

No debemos olvidar que los niños aprenden por imitación, por lo que no podemos perder la ocasión de reflejar empatía de manera que ellos puedan comprenderlo.

De esta manera, ayudaremos a que nuestro hijo vaya tomando conciencia de la existencia de otras personas, a superar el ego propio de los primeros años de vida, y a comprender que también otros niños pueden pensar o sentir igual que él.

¿Cuántas veces hemos estado preocupados o angustiados por algo, y nos hemos encontrado con alguien que simplemente con una mirada, con un gesto o una palabra oportuna, ha hecho que nos sintamos mejor?. En este caso, la capacidad empática de esta persona es la que ha contribuido a nuestra mejoría. ¿Tenemos nosotros esta capacidad?, ¿Cómo podemos desarrollar este poder?, ¿En qué consiste realmente la empatía?La empatía se da en todas las personas en mayor o menor grado. No se trata de un don especial con el que nacemos, sino de una cualidad que podemos desarrollar y potenciar. La capacidad para la empatía empieza a desarrollarse en la infancia. Los padres son los que cubren las necesidades afectivas de los hijos y los que les enseñan, no solo a expresar los propios sentimientos, sino también, a descubrir y comprender los de los demás.

Si los padres no saben mostrar afecto y comprender lo que sienten y necesitan sus hijos, estos no aprenderán a expresar emociones propias y por consiguiente, no sabrán interpretar y sentir las ajenas. De ahí la importancia de una buena comunicación emocional en la familia desde el principio. La capacidad para la empatía se desarrollará más fácilmente en aquellas personas que han vivido en un ambiente en el que han sido aceptadas y comprendidas, han recibido consuelo cuando lloraban y tenían miedo, han visto como se vivía la preocupación por los demás…

Importante

En cualquier caso, conviene saber que las habilidades empáticas se pueden potenciar y desarrollar:

En cuanto a las actitudes que se deben tener para desarrollar la empatía destacan: Escuchar con la mente abierta y sin prejuicios; prestar atención y mostrar interés por lo que nos están contando; no interrumpir mientras nos  hablan.

En definitiva, cuando las necesidades afectivas y emocionales han estado cubiertas desde los primeros años de vida.

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