Una candidata a primera dama

Una candidata a primera dama

[b]Señor director:[/b]

Cuando elegimos un hombre para dirigir los destinos de un país, también lo hacemos indirectamente por una mujer (su esposa) que estará presente en la actividad del Estado con mayor o menor presencia, dependiendo de las cualidades y condiciones que adornen su personalidad. Es como la suerte de recibir un billete mediante el cual como nación, podríamos ser o no ser agraciados con el premio de su labor.

Una candidata a primera dama debe poseer características personales que correspondan al puesto que pretende y al ambiente político en el cual se mueve, ya que será una mujer representativa del país. Necesita por tanto, garantizar profesionalismo en sus acciones y ante todo, gran sensibilidad y apoyo a su cónyuge, que será ¡el presidente!.

La mujer al lado del candidato requiere estar al día en lo que se refiere a las ideas y debates intelectuales de su momento histórico para poder brindarle el apoyo político, porque sencillamente son esposas políticas sin olvidar que se espera de ellas el cuidado de su hogar y la permanencia en la familia. Debe exhibir las virtudes de ternura y comprensión, pero también de capacidad, porque forma parte integral del proyecto de su esposo, posición privilegiada que le permitirá hacer obras importantes en favor del país y su gente.

El cargo de primera dama se registra a todo lo largo de la historia de nuestros países y sus atribuciones o tareas se han diversificado de acuerdo al avance de los tiempos y el carácter y energía de las mismas, o limitándose a la simple aparición en actos públicos y la realización de obras de caridad. La mujer ha logrado colocarse en lugares de importancia en la turbulenta conquista de los géneros y así lo reflejan las actividades que emprenden las que hoy día ostentan la posición, cumpliendo su papel no-tradicional para defender e impulsar la agenda social de sus naciones.

El modelo norteamericano ha servido de inspiración para muchos países del continente americano, de hecho, varios autores han afirmado que las tareas de la esposa del gobernante tienen su origen en Martha Washington, y que el título de primera dama se expresa por vez primera en los Estados Unidos de América, en los actos de posesión del Presidente Rutherford B. Hayes, para referirse a su esposa Lucy Web Hayes como The First Lady of the Land (1877). Otros atribuyen su origen al año 1849, cuando en el entierro de Dolley Madison, esposa del Presidente Taylor, él le dio ese título, popularizado una década más tarde por Mary Todd, la señora Lincoln.

A pesar de que en República Dominicana hemos tenido largos períodos de gobierno sin la presencia de una primera dama, las tareas convencionales fueron asumidas por las esposas de los vicepresidentes y por familiares del gobernante, lo que permitió preservar la acción de una mujer para los siguientes mandatos con la figura de una primera dama, posición a la que hoy día aspiran muy dignas mujeres.

Margarita Cedeño de Fernández es la candidata del PLD (2004-2008). Mujer creativa, sensible y poseedora de una inteligencia muy aguda. Su formación como profesional del Derecho, del comercio exterior y la inversión extranjera, además de su experiencia de Estado, le permiten colaborar con el deber político de su esposo (si es elegido), de elevar el bienestar mediante un mejor nivel de vida para la sociedad dominicana, en momentos en que el desarrollo toma dimensiones importantes en la agenda política nacional e internacional.

Su experiencia en el quehacer público nos libraría de una primera dama afectada por los cambios y transformaciones psicológicas que sufren algunas autoridades al asumir un cargo, problema no exclusivo de la República Dominicana.

Podríamos decir que la inteligencia, la capacidad y la sensibilidad son las virtudes que mejor la describen y las necesitaría en su máxima expresión para emprender el gran reto de ser primera dama. Estas les ayudarían a responder a las exigencias que la realidad actual impone y mostrar habilidades y acciones específicas para colaborar y aliviar los problemas sociales que por causa de la crisis que vive la República Dominicana han adquirido una mayor relevancia y ocupan un lugar prioritario en el programa de gobierno del PLD.

Su experiencia y seguimiento a los asuntos relativos al marco conceptual internacional establecido, concentrado en la erradicación de la pobreza, equidad de géneros, protección a la niñez y otros sectores vulnerables, le permitirían cumplir con los compromisos asumidos y obtener mayores beneficios para la nación dominicana.

La doctora Cedeño de Fernández ha tomado con arrojo y responsabilidad las funciones concernientes al apoyo del proyecto político del doctor Fernández y como mujer creativa, promueve eventos en los que concurran hombres y mujeres de los diferentes estratos de la sociedad dominicana, buscando el consenso de las mayorías. Consciente de que los nuevos tiempos demandan nuevas formas de hacer política, inicia con gran éxito la actividad con sectores de importancia y hasta entonces convocados, como lo fue el espectáculo «La Moda con Leonel».

También llevó su mensaje promisorio y cargado de optimismo a las mujeres dominicanas, en ocasión del Día de La Mujer, mediante la conferencia dictada en la Universidad Católica Santo Domingo, expresando, al referirse en la misma a la violencia: «Estos tipos de violencias contra la mujer nos inducen a una profunda reflexión sobre la incidencia que debemos tener las mujeres en la formulación de políticas públicas y aplicación de las leyes que impidan este tipo de conductas; así como en la creación de valores en nuestra sociedad y la necesidad de educación y capacitación en todos los niveles».

Su agenda se amplía con los días y cumple a cabalidad, dada su condición de comodidad en la escena política junto al doctor Fernández, enfrentando los retos para alcanzar su gran objetivo. El próximo 16 de agosto le esperaría una trayectoria profesional y de servicio gratificante, pero no exenta de luchas y compromisos que podría desarrollar por su probada voluntad de trabajo, gran sensibilidad y perseverancia.

Atentamente,

Nurys Presbot de Michel

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