Hoy te escribo a ti, tú que eres ese elemento esencial para mantener nuestras vidas. Que gracias a ti suplimos todas nuestras necesidades vitales.
Quiero escribirte para que me lean muchos seres humanos que te desperdician, porque no saben el valor que tienes para sus vidas. Cuando te derraman sin misericordia, no se imaginan que en ese momento están disminuyendo tu disponibilidad y por ende también acaban poco a poco con sus propias vidas.
Agua, tú que eres vida, porque sin ti la agricultura no puede producir los alimentos que necesitamos, sin ti no podemos saciar nuestra sed (podemos vivir sin comer una semana, pero no viviremos si dejamos de tomar agua dos días), muchos de los procesos industriales que hoy necesitan las economías de los pueblos, en gran parte dependen de ti.
Imaginar que la vida puede lograrse sin ti, sería una quimera, un imposible. Podemos vivir sin luz, sin internet, sin un medio moderno de transporte, sin un celular, pero no sin ti, agua.
Crear conciencia sobre tu manejo y gestión, es una obligación de todos, porque no imagino el día en que tú nos faltes. Ya ciudades del mundo moderno se han quedado sin ti, como Ciudad del Cabo (Sudáfrica); sólo hay que ver cómo les cambió la vida, de un día a otro porque se quedaron sin agua. Es muy triste esa realidad, pero debemos nosotros vernos en ese espejo, porque por todos es sabido que como isla, somos más vulnerables a los impactos negativos sobre el clima.
Nosotros como ciudadanos debemos estar claros, de qué tan importante eres para nosotros, y poner nuestro granito de arena para no desperdiciarte y que algún día nos puedas faltar.
“Dominicana, Dominicano… Si el agua se termina, también nosotros terminaremos”.