Una carta de Julio G. Andújar S.

Una carta de Julio G. Andújar S.

Estimado director:
En fecha 30 de mayo de 2010 se publicó en la sección Economía del periódico Hoy que usted dirige, un artículo titulado “Comportamiento Finanzas Gobierno”, calzado con la firma del Sr. Nelson Suárez.

En dicho artículo se cuestiona el cálculo de las cuentas fiscales que realizó el Banco Central para el periodo enero-marzo del presente año, bajo la premisa de “que existen incongruencias con los datos publicados por la Dirección General de Presupuesto (DIGEPRES) sobre las operaciones presupuestarias del Gobierno y que esto las hace no confiables para el análisis del comportamiento financiero del gobierno en el periodo indicado”. Una aseveración de este tipo bien merece una aclaración.

Al leer el referido artículo se observa una vez más la confusión y falta de conocimiento que experimentan algunos economistas en cuanto a la diferencia de cálculo entre un déficit de flujo de caja y una brecha fiscal estimada por debajo de la línea. El déficit de flujo de caja se obtiene calculando la diferencia entre todos los ingresos recibidos por el Gobierno Central, los préstamos y donaciones menos los gastos corrientes, los de capital y las amortizaciones financieras.

 En ese sentido, mide las disponibilidades  financieras o de tesorería del gobierno a través de sus flujos de entradas y salidas de fondos en caja y de bancos en un determinado período, usados para  sus actividades de operación, inversión y financiamiento. Es un concepto netamente contable.

Por otro lado, el déficit por debajo de la línea es un concepto más económico que contable y  ofrece una presentación de la posición financiera total del gobierno y su impacto en la economía, es decir, en la situación monetaria, de demanda interna y de balanza de pagos. Esto así, porque los préstamos y amortizaciones se registran por debajo de la línea, mientras los pagos de intereses se registran como gastos por encima de la línea, lo que permite separar las operaciones reales (ingresos y gastos) de las operaciones financieras (uso de crédito interno y externo y pagos de préstamos de períodos pasados o corrientes).

El concepto de déficit por debajo de la línea está claramente definido en el Memorándum Técnico de Entendimiento que acompaña a la carta de intención del Acuerdo Stand-by con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En el marco del Acuerdo, la meta de déficit del Gobierno Central debe medirse bajo este criterio. Por definición, el déficit del Gobierno Central es equivalente a su financiamiento total, el cual representa las variaciones de las obligaciones del gobierno que serán amortizadas en el futuro y sus tenencias de liquidez, necesarias para cubrir las diferencias entre sus pagos por conceptos de gastos y sus entradas por concepto de ingresos y donaciones.

El autor incurre en el grave error de imputar al cálculo del déficit caja o por encima de la línea un valor económico. Al hacer esto, no toma en cuenta que por debajo de la línea algunas partidas mejoran la posición financiera del gobierno al ser las amortizaciones de préstamos más grandes que los desembolsos recibidos.

Basado en esta interpretación, insinúa que el déficit del Gobierno Central debería ser RD$14,819.7 millones (diferencia por encima de la línea de ingresos y gastos) y no RDS$9,532.8 millones, como afirma el Banco Central. Para el autor, el Banco Central estaría afirmando implícitamente que la diferencia entre el déficit de caja y el déficit por debajo de la línea serían las donaciones. Le imputa a esta variable un valor de RD$5,286.9 millones y añade con cierta ligereza que en la publicación del Banco Central no se transparenta la cifra de donaciones, la cual por cierto, asciende a RD$630 millones, casi RD$4,700 millones menos que el monto imputado por el autor. Cabe aclarar que la publicación que el autor toma en cuenta para hacer su análisis, es un texto preliminar que se publica consistentemente con un cuadro fiscal cerrado.

Ese cuadro se presenta con una mayor desagregación unas semanas después en la publicación oficial del Informe de la Economía, cuando se tiene disponible toda la información fiscal relevante para completar las cuentas. Otra argumentación errada en el artículo es la afirmación de que no existe un superávit en el Sector Público no Financiero (SPNF), como indica el Banco Central, sino mas bien un déficit enorme que el autor justifica alegando que las donaciones recibidas por este sector no representan ingresos, aunque anteriormente afirmara que para el Gobierno Central cualquier donación era un ingreso. Partiendo de esta contradicción, expresa que dado que el Gobierno Central realizó transferencias al SPNF por un monto estimado de RD$23,769.16 millones, esta partida al llevarla a términos consolidados, transformaría el déficit del Gobierno Central en un superávit de RD$8,949.4 millones y llevaría el déficit del resto del SPNF a RD$23,541.3 millones.

 Esto equivale a decir que si alguien tiene ingresos por RD$25,000 y regala esos RD$25,000 a un segundo, su balance final es… un superávit de RD$25,000. En adición a las metas trimestrales establecidas para el Gobierno Central, el Acuerdo Stand-by con el FMI contempla un objetivo de déficit para el Sector Público Consolidado.

Tanto en el caso de la Administración Central como del Sector Público Consolidado, la meta fiscal se calcula con el método por debajo de la línea. Hacer un cómputo de déficit fiscal de caja cuando se tienen metas fiscales medidas por debajo de la línea es un ejercicio fútil que no lleva a ninguna parte.

Lo importante es que la meta de déficit del Gobierno Central de aproximadamente RD$15,000 millones para el primer trimestre del año, se cumplió con amplia holgura. Más aún, como afirmara el FMI en nota de prensa publicada recientemente, no solo ésta sino todos las otras metas cuantitativas se cumplieron ampliamente.  

Finalmente, Señor Director, permítame expresarle que al enviarle esta comunicación nos mueve el ánimo de poder esclarecer a sus tantos lectores la forma transparente como el Banco Central realiza sus estimaciones de balance de las cuentas fiscales del Gobierno Central y el Sector Público no Financiero. El cálculo que realiza el Banco Central por debajo de la línea está basado en la metodología del Fondo Monetario Internacional (FMI) conforme al Manual del Finanzas Públicas 2001.

Es realizado por un grupo de técnicos altamente capacitados que siguen en sus estimaciones las mejores prácticas internacionales y que están animados por una mística de trabajo y de servicio al país.

Querer comparar esta estimación con otra de diferente naturaleza con el objetivo de “mostrar inconsistencias y falta de transparencia” en nada contribuye al debate fiscal y económico.  

Sirva esta comunicación como nota aclaratoria a los juicios de valor emitidos en la publicación de referencia.

Con sentimientos de consideración y estima 

Julio G. Andújar Scheker, Ph.D, director departamento de Programación Monetaria y Estudios Económicos, del Banco Central.

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